La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llevan premio

Ellen Patricia MacArthur entendió La Casera dando la vuelta al mundo

Mientras navegaba, con los recursos limitados que caben en un barquito, esta inglesa hizo un máster en cómo no tirar nada y aprovecharlo todo

Ellen Patricia MacArthur Ilustración: Pablo García

Juan Sebastián Elcano culminó la vuelta al mundo hace 500 años en una travesía marítima que le llevó 3 años y un mes, costó la pérdida de cuatro barcos y la vida de 221 hombres. Ellen Patricia MacArthur hizo lo mismo en 2004 en 71 días, 14 horas, 18 minutos y 33 segundos ella solita en su velero. Seamos contemporáneos: ¡Punto para las chicas!

A lo de Elcano y MacArthur se le llama circunnavegación. Él hizo la primera para siempre; ella, la más rápida durante tres años. Dos después de que le arrebataran el récord dejó de regatear y se puso a trabajar en la economía circular –en la circuneconomía– una nueva manera de producir y consumir para que haya un crecimiento sostenible en el tiempo. Se consigue optimizando los recursos, reduciendo el consumo de materias primas y aprovechando los residuos, reciclándolos o reutilizándolos. Si aún no se lo sabe como el catecismo del padre Astete repítalo hasta recitarlo porque se lo van a preguntar.

A Ellen Patricia (1976) se le ocurrió la navegación en tierra y la circularidad, en el mar. Es de tierra adentro, de Whatstandwell, en el condado inglés de Derbyshire. Si la isla que es Gran Bretaña fuera un cuerpo humano Whatstandwell sería el ombligo. Llegó al mar con un barquito de su tía Thea y empujada por las lecturas de las novelas infantiles "Swallows and Amazons", escritas por Arthur Ransome en entreguerras. (No lo busque en español, no aparecen navegando por internet con capitán Google al timón).

Fue vela veloz con los recursos limitados que caben en un barquito y mientras daba la vuelta al mundo sola, seguro que también le dio muchas vueltas la cabeza. Su definición para niños de la economía circular es conseguir que una línea recta se convierta en un círculo, básicamente lo que es la circunnavegación.

Los mayores conocimos la circularidad con La Casera. En los años 60 y 70 la alegría de la bebida eran las burbujas de aquella gaseosa blanca que venía en una botella acorazada con tapón de porcelana y bordillo de goma atenazado por un alambre articulado que impedía la fuga del gas. Aquella botella había que devolverla –"¿trajiste el casco?"– para recibir una igual, pero llena. Eso es reutilizar. Cuando La Casera pasó al plástico, se tiraba la botella y el que venga detrás que arree. "El plástico es muy práctico".

La economía circular en tiempos de escasez se entendía bajando a hacer los recados a la tienda, pero a partir de la derrochona prosperidad de los ochenta hizo falta tener un velero, embarcar y dar la vuelta al mundo a merced de las olas y de los vientos.

MacArthur, de ahorrador apellido escocés, quiere que ese plástico vuelva a ser plástico y que no se hagan botellas nuevas. Lo escocés fue imprescindible para dar la vuelta al mundo porque significa saber apreciar cada onza de comida y de bebida, porque no hay vecinos de puerta en alta mar a quien pedirle un huevo o una tacita de arroz.

No tirar nada y aprovecharlo todo, MacArthur vive en la isla de Wight para tener la costa más cerca y mantiene su vínculo con el mar y la vela a través de Ellen MacArthur Cancer Trust, que ayuda a jóvenes enfermos de cáncer a superar sus problemas a través de la navegación (¿?) y con eso y más ha encontrado una forma benéfica de seguir a bordo esta navegante solitaria.

Compartir el artículo

stats