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Llevan premio

Adam Michnik, el escultista de contradicciones

El periodista, tractor de la democracia en Polonia, creó el periódico "Gazeta Wyborkza" para ayudar a Solidaridad tres meses y lleva al frente tres décadas

Adam Michnik Ilustración: Pablo García

Adam Michnik llega a recoger el premio "Princesa de Asturias" de Comunicación con la pechera petada de condecoraciones políticas y periodísticas. Disidente, fumador, tartamudo, tres veces padre, es un escultista que buscó su educación integral por medio de actividades subversivas en grupo y en contacto con la naturaleza política de Polonia, que se caracteriza por sus inviernos muy fríos. Es un protagonista de la democracia polaca y el artífice de un influyente y masivo periódico que alumbró para tres meses y lleva tres décadas.

Adam llegó al mundo en 1946, ya engendrado en paz, como fruto de la pareja Ozjasz Szechter, del Partido Comunista de Ucrania Occidental y traductor de las obras de Marx en la posguerra y Helena Michnik, activista del movimiento comunista en la Unión de la Juventud Socialista Independiente.

El hijo de los fervorosos entró en los scouts de chaval y fue a caer con el activo Jacek Kuron, que en seguida se haría líder de la oposición popular. El temperamento de Adam afloró a los 17 años cuando fundó con unos amigos el Club de cazadores de contradicción.

Pause. ||

El club de cazadores de contradicción.

Paladéelo.

Uno puede fundar algo así y morirse. Con 17 años. Malogrado, sí, pero ya con obra: El club de cazadores de contradicción. Lo que no puede es dejarlo así que, a los 19, scout intelectual, explorador en la espesura de las ideas, tuvo problemas universitarios por difundir un manifiesto; a los 21, por debatir y a los 23 lo expulsaron por hacer huelga y le condenaron a tres años por actos vandálicos.

Luego lo amnistiaron, pero hasta los años 70 no pudo volver a la universidad para hacer la carrera de Historia. Entre tanto trabajó de soldador en la planta industrial Rosa Luxemburgo durante dos años hasta que, por recomendación de Kuron, aquel jefazo de los boy-scouts y de la disidencia, entró a trabajar de secretario del poeta Antoni Slonimski que había vuelto del exilio y presidió la Unión de Escritores en el octubre polaco de 1956, uno de esos movimientos sísmicos de baja intensidad a partir de la muerte de Stalin.

A mediados de los años setenta Michnik pasó dos años en París y volvió para unirse al Comité de Defensa de los Obreros, la oposición mejor organizada hasta entonces, fue asesor independiente del sindicato autogestionario Solidaridad, el responsable final del cambio en Polonia. Como consecuencia de esta nueva ruta de exploración, en 1981, bajo la ley marcial pasó 3 años preso "por intento de derrocar el socialismo". Sin veredicto.

Cuando salió había escampado algo y fue miembro del parlamento de su compadre Lech Walesa y organizador de "Gazeta Wyborkza" (Diario Electoral), definido como "el primer periódico libre del Elba a Vladivostok", para apoyar a Solidaridad en la primera elección libre del bloque comunista. Iba a durar hasta las elecciones y ahí sigue. Le ofrecieron hacerse accionista y se negó para escribir sin pensar en su dinero.

Su periodismo perdonó a su carcelero Jaruzelki, fue partidario de la guerra de Irak, es europeísta, favorable a las sociedades abiertas, contrario a las polarizaciones y optimista porque en la vida pudo pasar de una pequeña celda a una gran redacción.

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