La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carmen Linares y María Pagés | Premio "Princesa de Asturias" de las Artes 2022

Linares canta alto y claro: "Este galardón es un antes y después para el flamenco"

La cantaora destaca a LA NUEVA ESPAÑA que causa "mucha alegría de que reconozcan toda la carrera, es un empujón y da fuerzas para seguir"

La sonriente complicidad. La cantaora Carmen Linares y la bailaora María Pagés, ayer en Oviedo. Muel de Dios

Dos miradas, un camino. Así fue ayer: la cantaora Carmen Linares y la bailaora María Pagés compartieron pasos muy estrechos en su primera jornada ovetense. Cómplices en el primer encuentro antes, durante y después de charlar con los medios. Linares atendió a LA NUEVA ESPAÑA con una sonrisa que hace juego con sus ojos: reluciente y acogedora. Sin fingimientos. Comparte con su compañera y amiga un rasgo que cose voluntades: autenticidad. Aunque el encuentro con ella sea excesivamente breve, sus palabras dejan constancia de una larga pasión por su arte. Y por sus consecencias. Si Juan Ramón Jiménez pedía "raíces que vuelen y alas que arraiguen", Linares –que mira las fotografías de Muel de Dios en el visor de la cámara con la ilusión de una niña, quizá como aquella niña que bailaba mientras su padre tocaba la guitarra– reúne ambas condiciones.

"Llevo haciendo entrevistas desde hace meses sin parar. Claro, es que son unos premios muy importantes, donde el flamenco ha estado presente con Paco de Lucía y ya. Esto va a ser un antes y después para este arte. Vendrán muchos artistas más. Seguro. Este premio me da, personalmente, un empujón muy importante. Es la consecuencia de toda una carrera. Que te lo reconozcan así da mucha alegría. Y da fuerzas para el futuro".

"Quiero seguir en esto", afirma con la convicción de quien no se imagina haciendo otra cosa, "es lo mío. No voy a trabajar como cuando tenía treinta años, claro, quiero hacer solo cosas que me gusten. Que aporte. Que no sea hacer lo de siempre. Sólo lo que me apetezca hacer. Mira, voy a tirar por aquí. Y tomarme mi tiempo. El que sea necesario. Y disfrutarlo. Sobre todo, disfrutarlo".

Y, de paso, añade, "revisar lo que hice en el pasado y que ahora podría hacer de otra forma porque cuando pasan los años escuchas los trabajos de antes y dices: ah, pues a esto yo le añadiría un contrabajo, o le daría este enfoque distinto, o..."

La sabiduría, en fin y por principio. Siempre a su aire, sabiendo que no hay vanguardia sin tradición, que el flamenco puede curar y que no se puede perder de vista lo nuevo desde la tolerancia y la certeza de que lo importante es emocionar.

Pagés se ha propuesto que el disfrute pleno del premio no llegue cuando esté en casa. "No sé si lo voy a conseguir. Estás tan pendiente de lo que ocurre alrdedor... Pero me he dicho: María, casi son 60 años, a ver si eres capaz de disfrutar de todo esto, de cada detalle".

Alto ahí: palabra clave. Disfrutar. Pagés lo percibe en Linares incluso cuando no actúa pero está viendo actuar a otras personas: "Es de las colegas que siempre van a los espectáculos de los otros. Es muy bonita nuestra relación".

Relación con un vínculo especial de "reconocimiento de reconocimiento al flamenco". Ambas "allanan el camino", habitan un mismo espejo donde se pueden reflejar los que vienen detrás. Comparten una convicción: la importancia del "conocimiento".

Pagés se parece a Linares en que tuvieron un apoyo incondicional en casa, incluso cuando la sociedad sufría un patriarcado dominante: "La evolución del país es la evolución del flamenco". Todo eran hombres cantando, recuerdan. Y ahora, fíjate, el baile flamenco es hoy de la mujer "y las mejores propuestas son de la mujer". El padre de Pagés era matemático, la familia vivía en Cataluña. "No había guitarras en casa". Pero ella nació en Sevilla y eso "marca. Me influyó. Y a mi familia le gustaba que integrara la parte catalana en la andaluza".

Linares sabe que "todo ha cambiado" pero no sabe dar un consejo a las nuevas generaciones. Es que no tiene "ni idea" de las redes sociales. Antes era todo "más lento. Ahora hay mucha prisa. Con 25 años no pensaba ser una figura, solo quería trabajar, vivir de ello. Aprender. Hoy te exigen ya desde pequeña. Y una artista no puede estar condicicionada por dar un pelotazo". Tener buenas raíces, aprender y evolucionar. Carmen y María, María y Carmen unen sus voces: hay que conocer las raíces del flamenco pero como arte contemporáneo es infinito. "Hay que tirar pa’lante", baila Pagés. "Claro que sí", canta Linares.

Compartir el artículo

stats