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Adam Michnik Premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades 2022

"Los líderes de mis sueños han venido de áreas externas a la política"

"Putin no es Hitler, pero respecto a Ucrania emplea la misma retórica de Hitler con los países que invadió"

Adam Michnik | Premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades 2022 Muel de Dios

Es un historiador convertido en periodista que, sobre todo, admira a los intelectuales. Adam Michnik, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades 2022, nació en Varsovia, el 17 de octubre de 1946. Sentado con tranquilidad en el vestíbulo del hotel de la Reconquista, de Oviedo, hace balance de los peores momentos que ha vivido en sus 76 años recién cumplidos

–El primero, en 1968, cuando se desató, por parte del gobierno polaco de entonces, una gran campaña antiintelectual, antidemocrática y antisemita. El segundo momento terrible fue la introducción de la ley marcial en Polonia, porque en aquel momento me parecía que iba a durar muchos años. Y, sin embargo, hoy parece que estos momentos no han sido tan malos porque condujeron a algo mejor. Lo del año 68 llevó a la consolidación de la oposición democrática en Polonia. Y la ley marcial condujo a los acuerdos firmados entre Solidaridad y el Gobierno polaco, y a la caída definitiva del comunismo en Polonia.

O sea, que lo malo puede llevar a lo bueno. ¿Y puede decirse lo mismo de lo malo del momento actual?

–También hoy vivimos tiempos muy tristes y difíciles. Y, sí, sabemos que la cosa va a acabar bien.

Cabe preguntarse que sería "acabar bien", a juicio de Adam Michnik.

–La caída de la Rusia imperial. Porque el imperio ruso gobernado por Putin es un peligro real para todo el mundo.

En la conferencia de prensa que ofreció ayer por la mañana, comparó a Putin con Hitler. Por la tarde, añadió algunos matices:

–Por supuesto, Putin no es Hitler ni Hitler es Putin. Pero Putin respecto a Ucrania emplea la misma retórica que Hitler con otros países. Putin ha dicho que Ucrania en realidad no existe como país independiente, sino que es parte de Rusia y que hay que volver a unirlos. De la misma forma que Hitler dijo que la anexión de los Sudetes y de Checoslovaquia tenía la misma motivación: que eran Alemania.

Ante las preguntas, con frecuencia piensa un rato largo antes de responder. Y después habla despacio. Lleva en la solapa un lazo con los colores de la bandera de Ucrania. Se define europeísta convencido. Sabe que en Europa están en combate dos modelos de políticas migratorias: una de aceptación masiva de foráneos y otra de rechazo. ¿Cuál es, a juicio de Michnik, la fórmula más correcta?

–Sin duda, ninguna de estas dos. Habría que promover un tercer modelo basado en una frontera abierta, pero también en el respeto a la ley. Es decir, que se acepten solamente aquellos inmigrantes que se pueda comprobar que tienen base para ello y aquellos a los que los países receptores sean capaces de integrar.

Pone el ejemplo de lo que está sucediendo entre Bielorrusia y Polonia:

–Lukashenko, líder de Bielorrusia, está trayendo inmigrantes orientales y los fuerza a pasar a Polonia. Y en Polonia estas personas son rechazadas en masa por el Gobierno polaco y empujadas hacia una zona fría de pantanos junto a la frontera. Allí no se hace distinción entre personas mayores, niños... Y nos encontramos con una propaganda del Gobierno polaco diciendo que estas personas transmiten enfermedades y que lo que realmente pretenden es crear un estado islámico en Polonia, poniendo a toda la opinión pública en contra de estos inmigrantes. Es inhumano.

Adam Michnik se formó en historia en la universidad de la capital polaca, de la que fue expulsado en 1968 (a los 22 años) por participar en protestas. Encarcelado en varias ocasiones desde los años sesenta, fue miembro del sindicato Solidaridad desde su creación en 1980. Desde 1977 fue editor en varias revistas independientes. En el denominado "año revolucionario" de 1989 llegó a ser diputado y fundó el periódico independiente "Gazeta Wyborcza", del que sigue siendo redactor jefe. Es de los muchos que echa en falta grandes líderes a nivel mundial.

–Me alegro de las victorias electorales de Macron y Biden, y estoy seguro de que Brasil será un país mejor cuando Bolsonaro deje el Gobierno. Pero, con todo, no creo que ninguno de esos que prefiero sea el líder de mis sueños. Los líderes de mis sueños, como Havel, Sajarov o Walesa, han venido de fuera de la política y han contribuido a hacer un mundo mejor.

En toda su carrera de periodista, ha conocido a multitud de personalidades.

–Me impresionó entrevistar a Václav Havel y a Gorbachov. Pero también entrevistar a Czesław Miłosz, el gran poeta polaco premio Nobel y al filósofo polaco Leszek Kolakowski. Los que más me han impresionado siempre han sido los grandes intelectuales, no los políticos. Y, por supuesto, como todos los polacos, he estado siempre tremendamente enamorado de Juan Pablo II. Y ahora ha surgido un cierto problema, su ocultación de los escándalos de pedofilia en la Iglesia. Pero yo no soy proclive a renunciar a mis amores y sigo amando a Juan Pablo II, aunque lo haga con los dientes apretados.

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