El periodista polaco Adam Michnik, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2022, ha reivindicado hoy la libertad y la verdad como valores imprescindibles de la democracia, ahora amenazados por una "guerra malvada" y por la "criminal agresión" del régimen de Putin contra Ucrania.

Lo ha hecho durante el discurso que ha pronunciado en polaco ante los reyes de España y sus hijas en el Teatro Campoamor de Oviedo, donde ha recogido un galardón que le fue concedido por haberse convertido en un "símbolo de la libertad de expresión y del humanismo, así como un ejemplo ético de resistencia frente a las amenazas arbitrarias".

Michnik (Varsovia, 1946), fue el fundador y director del periódico más importante de Polonia y uno de los más influyentes de Europa central, Gazeta Wyborcza, un proyecto que "nació al mismo tiempo que la democracia polaca", en 1989, y al que ha dedicado este premio.

Desde el principio, este diario "se esforzó por formar parte de esta democracia", ha recordado un hombre que se vio obligado a convivir con la censura y que llegó a pasar seis años en la cárcel por mostrar su oposición al régimen comunista que gobernó en Polonia hasta 1986.

Tras asegurar que España ha sido para él y muchos otros polacos "un modelo a seguir" porque les enseño a enfrentarse a la dictadura y a buscar un camino hacia la democracia a través del diálogo y el consenso, Michnik ha asegurado que al frente de Gazeta Wyborcza ha querido defender siempre "dos valores imprescindibles de la democracia: la libertad y la verdad".

No obstante, ha advertido de que éstos se ven de nuevo amenazados "por la criminal agresión del régimen de Putin contra Ucrania", una guerra que, en su opinión, "es en realidad una guerra contra todo el mundo democrático".

"Pero Putin no es Rusia", ha proclamado este periodista polaco, que ha querido recordar hoy en el Teatro Campoamor a todos esos rusos que se oponen a esa barbarie bélica y manifiestan de forma abierta su oposición.

"Son ellos los que defienden el honor de Rusia, como lo hicieron en su día Sájarov y Solzhenitsyn; como Thomas Mann defendió el honor de Alemania durante los años de la apocalipsis nazi", ha afirmado.

Para Michnik, no deja de ser una "guerra malvada desencadenada por hombres malvados y poseídos por la "locura del imperialismo de la Gran Rusia" que muestran de nuevo lo que son capaces de hacer los "hombres envenenados por la mezcla de nazismo y bolchevismo, por su crueldad y anarquía".

Pero Putin, según ha añadido, "no puede ganar esta guerra" por lo que ha asegurado que ayudar a Ucrania "es el deber de todos los demócratas del mundo", a los que ha pedido además que no pierdan de vista las "señales preocupantes" que se observan en Europa y Estados Unidos, donde gana terreno el lenguaje y la práctica del populismo agresivo, del nacionalismo y del autoritarismo.

"Es la práctica del desprecio expresado en el lenguaje de la izquierda y de la derecha totalitarias. Una agita banderas negras y la otras, rojas", ha destacado Michnik, que tiene claro que ambos tienen en común el desprecio hacia lo más valioso de la tradición europea: la infancia, la tradición cristiana y la razón de los descendientes del Siglo de las Luces.

En su opinión, estos herederos de las tradiciones totalitarias, en vez de democracia prometen una "visión absurda de un mundo étnicamente puro o perfectamente igualitario", cuando en realidad eso sólo se consiguió en los campos de concentración.

Tras recordar una cita de Miguel de Unanumo sobre El Quijote, en la que señalaba que "es más respetable el error creído que no la verdad en que no se cree", Michnik ha concluido que el Premio Princesa que ha recibido es una muestra más de que "merece la pena mantener la libertad, la decencia y el derecho a equivocarse cuando se busca la verdad".