La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El premio "Princesa" de la Concordia: Por qué apoyé una candidatura brutal de un proyecto lleno de humildad

La escritora María Vallejo-Nájera cuenta cómo se convirtió en la impulsora del premio a la asociación Mary's Meals

Maria Vallejo-Nágera.

Se estará preguntando cómo me lancé a esta aventura tan complicada, (presentar a un candidato a uno de los Premios "Princesa de Asturias" no es cosa baladí, querido lector…). Al fin y al cabo, soy tan solo una escritora más en este país atiborrado de letras de todo tipo y color. Así que supuse que poco o nada podía hacer por Magnus MacFarlane-Barrow, un hombre a quien no conocía y por quien, durante mucho tiempo, no mostré interés ninguno.

La primera vez que escuché su nombre fue de la boca de mi hijo pequeño, quien contaba entonces 10 años. Su vida académica se desarrollaba en un internado inglés al que, por pura providencia, se acercó un día el ganador de este premio. “Mamá, ese señor da de comer y escuelita a los niños más desfavorecidos del planeta”, me relató con ojos asombrados. “Qué maravillosa labor, hijo”, contesté. Ahí quedó todo…

Y voló el tiempo… Hoy mi hijo tiene 25 años y es como un armario. Él nunca olvidó la hermosa historia que un día Magnus MacFarlane-Barrow le contó…, y a mí no me dejó un amigo que la olvidara tampoco. “Ven a conocerle a casa”, me dijo mi amigo nada más finalizar el confinamiento. Yo moría por dar una vuelta al aire libre, ¡salir de casa al fin!, así que, sin demasiado interés, acudí a la cita. Y…, ahí se obró el milagro…

Faltan palabras para exponer lo que me impactó conocer al Sr. McFarlane-Barrow. Su proyecto, explicado por él mismo con datos concretos (alimentar a algo más de 2.400.000 de niños AL DÍA, poniendo como condición que acudan a recibir su comida diaria a la escuela), me pareció una heroicidad magistral. Se mataban muchos pájaros de un tiro… Y el tiro, encima se disparaban con amor.

Cuando terminó su exposición, un extraño resorte del que no me he podido desprender desde entonces, me hizo saltar sobre mi silla. ¡Esto no puede acabar así, hagamos algo!”, exclamé cuando el anfitrión abrió el coloquio. La sala quedó en silencio… Los presentes me clavaron sus miradas. Yo proseguí: “¡Vamos! Debe ser algo muy serio, fiable, hermoso y que haga que en España se conozca esta maravillosa labor desinteresada y extraordinariamente eficiente. Algo como…:¡Presentarle como candidato a los Premios "Princesa de Asturias"!” Ahí que solté eso. Casi nada, querido lector…

Y ahí empezó todo: me zarandearon, me liaron... “¡Vamos! ¡Ponte en marcha, María!”. En menuda contienda me había metido yo sola…¡Como si yo supiera cómo preparar la candidatura a de un proyecto de esta envergadura! No tenía idea de cómo comenzar… Pero comencé y… seguí, y empujé… Los sueños a veces se hacen realidad, querido lector, y hoy, Magnus MacFarlane-Barrow es el premiado.

Mi impulso por involucrarme hasta los huesos en su candidatura provenía de la admiración profundísima que, hacia Magnus, nació en mi corazón. Su increíble humildad, su brutal testimonio… Pedí datos claros y concretos (me leí la auditoria completa de Mm’s), y comprobé la inconmensurable valía del proyecto.

Mi camino en los Premios "Princesa de Asturias" no ha sido fácil. ¡Conseguir cartas de apoyo de celebridades de nuestro mundo cultural, social, económico, etc, era una proeza! Yo a nadie de tales perfiles conocía… Y sin embargo pronto descubrí que, cuando les contactaba, -esperando un “no me moleste” por respuesta-, sucedía que se enamoraban de mis explicaciones sobre el mismo. Les repetía: “Mi candidato debe ganar el Premio "Princesa de Asturias" en la categoría de Concordia”. No me hizo falta convencerles; se enamoraron todos, tal como yo, de los resultados.

Y aquí estamos, querido lector… Hoy, gracias a los Premios "Princesa de Asturias", miles y miles de niños en situaciones de pobreza extrema serán alimentados y serán escolarizados. Sólo en el cielo sabremos el bien inmenso que se ha logrado.

Gracias de todo corazón al jurado que, tal y como a mí me sucedió, han caído rendidos ante este impresionante candidato.

Compartir el artículo

stats