El escocés Magnus MacFarlane-Barrow (Aberdeen 1968) es el fundador de Mary’s Meals, premio "Princesa" de la Concordia 2023. Una entidad que lleva 20 años con una misión: dar una comida a cada niño que acuda a la escuela en los lugares más pobres del planeta. Y, de paso, "que todos los que tienen más de lo que necesitan compartan con los que carecen incluso de lo más básico".
Su entusiasmo contagia y su fundación ha ido creciendo y afianzándose hasta el punto de que la revista "Times" le nombró hace pocos años uno de los hombres más influyentes del planeta. Y todo con un discurso que –dicen los que le conocen– no pierde humildad con los años. Y es así como agradece el "Princesa de Asturias". "Me siento honrado de que me pidan que acepte este premio en nombre de Mary's Meals. No es un premio personal para mí y por eso no me corresponde dedicárselo a nadie. Estamos encantados de aceptarlo en nombre de todos los que trabajan con Mary's Meals para garantizar que todos los niños del mundo puedan recibir una comida diaria en su lugar de educación".
–Han pasado 20 años desde la fundación de Mary's Meals. ¿Qué ha cambiado?
–Hace 20 años acabábamos de empezar a servir comidas a unos 200 niños en dos escuelas de Malawi, mientras que ahora nuestro programa opera en 18 países y llega a más de 2,4 millones de niños (más de un millón en Malawi, donde empezó todo). Ha habido muchos cambios a medida que crecimos pero lo importante sigue siendo lo mismo. Nuestra visión, misión y valores siguen siendo los cimientos de lo que somos. Y nuestro deseo de cumplir la promesa a los niños y las comunidades a las que servimos de llegar al próximo niño hambriento está más vivo que nunca.
–¿En el S.XXI seguir hablando de alimentación y escolarización como algo básico no es frustrante? ¿No le desanima?
–Ciertamente, parece muy injusto que el mundo produzca alimentos suficientes para todos y, sin embargo, haya tanta gente que sufre y muere de hambre; y que se acepte universalmente que la educación es un derecho básico y, sin embargo, tantos niños no puedan ir a la escuela. Hay días en los que todos los problemas del mundo parecen abrumadores pero los numerosos ejemplos diarios de la bondad innata de las personas y su voluntad de participar en nuestro trabajo me renueva en la esperanza de que, trabajando juntos, podemos ayudar a crear un futuro mejor.
–¿La historia más inspiradora de algún niño al que le hayan dado un menú escolar?
–Podría ser la de una niña llamada Veronica, que recibió Mary's Meals de pequeña y ha llegado a graduarse en la universidad en Malawi. Pero Mary's Meals no sólo se ocupa de quienes van a la universidad o logran trabajos profesionales, sino también de los que gracias a permanecer en la escuela reciben la educación que necesitan para encontrar un empleo que les ayude a mantenerse a sí mismos y sus familias. En mi libro "El cobertizo que alimentó a 2 millones de niños" cuento la historia de "Small Peter". Le conocí hace como 10 años. Acababa de llegar al patio de un colegio cuando mi acompañante exclamó entusiasmada "¡Pequeño Peter! Estás vivo!".
–¿Quién era "Small Peter"?
–Aparentaba unos 4 años y su hermano, de 12, cuidaba de él desde que murió su madre. Sin comida suficiente en casa, el pequeño Peter había enfermado y su hermano Lázaro estaba decidido a conseguirle los alimentos para sobrevivir. Lázaro ya era beneficiario de una comida diaria de Mary's Meals, pero su hermano pequeño aún no iba al colegio. Cuando Lázaro se enteró de que en la guardería local también recibían Mary’s Meals se comprometió a llevar a Peter todas las mañanas antes de ir él mismo a la escuela. Un acto de amor fraternal enorme.
–¿Y qué pasó?
–Hace poco supimos que el "pequeño Peter" asiste ahora a la escuela secundaria y habla de su experiencia en la escuela primaria como de una aventura. Recuerda que recibía una taza de phala (gachas de maíz enriquecidas) todos los días de colegio y cree que las comidas que recibió en preescolar y primaria le mantuvieron con vida. En su pueblo es uno de los chicos que más progresa en sus estudios contra todo pronóstico y su deseo es convertirse en profesor de necesidades educativas especiales para ayudar a los alumnos discapacitados a recibir una educación de calidad. Su hermano Lázaro, que tiene 23 años, está casado, tiene dos hijos pequeños y mantiene a su familia con su trabajo de albañil.
–¿Ha pensado alguna vez que viviría más tranquilo si nunca hubiera dejado de criar salmones en la piscifactoría familiar?
–Estoy seguro de que la vida sería muy diferente, ¡pero nunca he echado de menos trabajar en la piscifactoría de salmones!
–¿Realmente sólo cuesta 22 euros alimentar a un niño durante un curso escolar completo?
–Sí. Me encanta ver la reacción de la gente cuando lo oye. Nuestro modelo pretende demostrar que es posible ofrecer esta importante comida diaria en un centro educativo de forma rentable, porque nuestra esperanza es que algún día se convierta en algo universal. Describimos Mary's Meals como una organización benéfica de bajo coste, pero bajo coste no significa baja calidad. Trabajamos duro para asegurarnos de que podemos abastecernos de productos con una buena relación calidad-precio y de producción local si es posible.
–¿Cómo se organizan?
–Nuestro compromiso pasa por administrar correctamente los fondos que se nos confían y esforzamos por mantener bajos los costes administrativos y de recaudación de fondos. Una de las principales razones por las que podemos ofrecer un servicio tan fiable es que compramos nuestros ingredientes al por mayor. Las economías de escala nos permiten comprar grandes cantidades de alimentos, centralizar la gestión logística y negociar costes favorables para lo que necesitamos. Por supuesto, dependemos de la generosidad de los voluntarios de todo el mundo.
–Y las propias familias llevan a cabo las comidas y el reparto.
–En los países donde se sirven nuestras comidas, los voluntarios locales (muchos familiares o vecinos de los niños) se hacen cargo del funcionamiento diario del programa. Sólo en África contamos con decenas de miles de cocineros voluntarios que salen de sus casas a primera hora de la mañana para caminar hasta su escuela local y preparar y servir nuestras comidas. Y en toda Europa y Norteamérica contamos con voluntarios que nos ayudan con muchas actividades ara generar más apoyo para nuestro movimiento. También estamos decididos a que quienes trabajan para Mary’s Meals nunca reciban salarios elevados. Porque trabajamos con algunas de las personas más pobres del mundo y dependemos de la contribución de muchos miles de voluntarios y de la generosidad de quienes nos apoyan.
–No parece que la misión de su ONG vaya a disminuir...
–Los acontecimientos de los últimos años ya han pasado una factura enorme a las personas que viven en algunos de los lugares más difíciles del mundo, haciendo que las comunidades con las que trabajamos sean aún más vulnerables a los efectos de la inflación, la inseguridad alimentaria y las catástrofes relacionadas con el clima. Sabemos que muchos más niños necesitan una comida diaria en su lugar de educación y por eso estamos decididos a seguir difundiendo este mensaje.
–¿Tiene grabado el agradecimiento de alguna familia?
–Las familias cuyos hijos reciben Mary’s Meals nos agradecen mucho el programa y nos cuentan la diferencia que está suponiendo para ellos. También realizamos evaluaciones y los resultados confirman que el hambre infantil se reduce y que el bienestar mejora junto con la matriculación y la asistencia a clases. Pero también me encanta ver las estadísticas que muestran cómo el programa ayuda a los padres a sentir menos ansiedad por cómo alimentarán a sus hijos.
–¿Viajará a Asturias? Seguro que le invitarán a sidra y disfrutará del paisaje...
–Voy a ir a recoger el premio en nombre de Mary’s Meals y espero impaciente la visita. Por desgracia, no he podido beber sidra desde que de joven intenté elaborar la mía propia. ¡Y la probé con ganas! Pero he oído que en Asturias hay una forma interesante de escanciar, ¡me encantará verlo!
Murakami: "De nuevo veo que mis libros están en manos de mucha gente"
El escritor Haruki Murakami, galardonado con el premio "Princesa de Asturias" de las Letras 2023, cuya concesión se conoció hace quince días, ha remitido a la Fundación Princesa de Asturias su agradecimiento por un galardón que le ha hecho considerar "de nuevo, que mis libros están en manos de muchas personas de todo el mundo, por lo que es inevitable sentir una gran alegría como escritor de novelas". El japonés ya había adelantado su intención de participar en la semana de los Premios en Asturias y recoger en persona su galardón, algo que ahora ratifica con su mensaje oficial a la Fundación Princesa. "Me hace muchísima ilusión poder visitar de nuevo su precioso país, España, de donde tengo agradables recuerdos".