El Sporting recibió ayer un claro ejemplo de lo que le espera esta temporada. Los rojiblancos, superiores durante casi todo el encuentro a un buen rival, pagaron un precio muy elevado por un error absurdo en la salida del balón. Juan Muñiz pidió una mano que no se concedió y Chuli mandó a la red el único remate entre palos del Almería. Así, a los de Abelardo se les escurrió entre los dedos una victoria que merecieron durante una hora. Hasta que el carrusel de cambios debilitó a los rojiblancos.

Con todo, el Sporting mostró su mejor cara del verano en Miramar, ante un rival que será de los fuertes en Segunda División. Podría decirse que los guajes del Pitu progresan adecuadamente. A falta de refuerzos, el técnico confía en que lo que sirvió para ascender, valga para mantenerse y ayer alineó un equipo muy parecido a los de la temporada pasada. Con sus mismas virtudes y sus mismos defectos.

El gol rojiblanco llegó en el segundo tiempo, pero el mejor Sporting se vio antes del descanso. Más allá, del tanto de Guerrero, el Sporting dispuso de remates francos para haber despachado el encuentro con cierta comodidad. No lo hizo, y terminó cediendo un empate. De nuevo salió a relucir la falta de gol.

El Sporting tuvo las mejores ocasiones, incluso cuando le fallaron las fuerzas, pero volvió a pecar de falta de pegada. El equipo rojiblanco es como un púgil de buen porte, con ligero juego de pies, una defensa poderosa con los guantes, pero unos puños de cristal. No tumba a su rival, que termina revolviéndose.

El tanto de Guerrero, en un remate difícil que contó con la colaboración de Casto, al que la pelota se le escurrió entre las piernas, puso el broche a una de muchas estimables jugadas colectivas. Los de Abelardo crearon ocasiones como para haber logrado un resultado más abultado.

Veinte días antes de recibir al Real Madrid Abelardo alineó ya un equipo plagado de aparentes titulares. El dibujo fue el mismo de la temporada anterior, un 4-2-3-1, con Carlos Castro un paso por detrás de Guerrero. La única concesión a las probaturas veraniegas fue la presencia de Pablo Pérez en el extremo derecho, con lo que el equipo perdió dos futbolistas. Le faltó un extremo derecho que equilibrase el impacto de Jony por la izquierda y añoró la aportación de Pablo Pérez por dentro, su habilidad para girar y su último pase. El Pitu corrigió al descanso con Hugo Fraile.

El Almería fue una gran piedra de toque para medir la preparación de los rojiblancos, que volvieron a mostrar su solidez defensiva. Cuéllar pasó inédito, mientras que Casto acaparaba el protagonismo en el conjunto andaluz. El Sporting dejó media hora notable y otra media más que aceptable. Un mensaje positivo a veinte días de recibir al Madrid.