Como en los felices tiempos recientes de Segunda, el Sporting de Abelardo acabó el partido volcado hacia el área rival, buscando un empate que hiciera justicia al trabajo de los rojiblancos. No se obró el milagro, pero los guajes consiguieron levantar al público, que vibró como si los puntos estuvieran en juego, y asustar al Villarreal de Marcelino, que se lleva a Castellón el mensaje de que no hay partidos fáciles en El Molinón. Fue una derrota por la mínima que deja la máxima esperanza al sportinguismo. El Villarreal no es un rival cualquiera y el Sporting, con sus apuros, supo competir hasta el pitido final. Es cierto que Cuéllar volvió a ser un portero milagrero, pero el Sporting también apretó lo suyo. Cuesta imaginar a este equipo recibiendo las soberanas palizas por goleada que sucedieron al anterior ascenso. Por muy grande que sea el rival.

Llegó el Villarreal a El Molinón y el balón comenzó a rodar al ritmo de Primera. El conjunto de Marcelino tiene la estampa de la clase noble. Es cierto que se trata de un adinerado nuevo rico, pero el estilo ni se compra ni se vende. Lo imprime a todos sus equipos Marcelino García Toral, un entrenador que, incluso en la modestia, creyó siempre en la posesión de la pelota y en los dos delanteros, con todos los matices que se quiera.

Como Abelardo se toma en serio cualquier pachanga, el Sporting había estudiado al milímetro al conjunto castellonense y logró desactivar ese juego que le ha convertido en el mejor equipo del verano. El Villarreal, en efecto, fue la piedra de toque más exigente de la pretemporada para un Sporting que, lejos de achicarse, anda con ganas de presentarse en sociedad.

El Villarreal circuló el balón a una velocidad de vértigo y el Sporting, bien plantado, buscó a Nacho Cases. Con el cerebro a los mandos, los rojiblancos discutieron la posesión al submarino. En el Sporting la velocidad la ponían Isma López y Jony, una banda izquierda que corre que se las pela y anuncia tardes de gloria. El extremo desbordó siempre al veterano Mario y fue la fuente principal de los problemas de Barbosa. Isma López, extremo camuflado, ha hecho un arte de las llegadas por sorpresa.

Así el Sporting tuvo sus primeras ocasiones, que fueron mayoritarias en el primer tiempo. Un latigazo de Nacho Cases, y dos cabezazos desviados de Bernardo y Pablo Pérez. Ojo con el colegial. Este verano ha sacado pecho a base de pesas y mantiene intacto el talento que ya se le conocía. La banda derecha puede abrirle una puerta a la titularidad.

Aunque en Primera División se utiliza armamento pesado, la catapulta de Luis Hernández sigue resultando mortífera. Así, un saque de banda del madrileño que fue cabeceado por Bernardo exigió la mejor respuesta de Barbosa, que ya se conoce el truco de su etapa en Las Palmas y que se estiró para sacar el balón junto a la cepa del poste derecho.

Aunque apenas lleva unas horas en el vestuario, la referencia ofensiva del Villarreal es Soldado. El hombre gol al que buscan los habilidosos extremos, Samu Castillejo, un culebrita con mordedura letal, y el canario Nahuel campeón de Europa sub-19 junto a Jorge Meré, que ayer buscó siempre la espalda de Lora. Soldado tuvo un par de remates, que fue todo lo que le concedieron Bernardo y su excompañero en las inferiores del Real Madrid Luis Hernández, pero se topó siempre con un Cuéllar que inspira serenidad. La más clara del submarino en el primer tiempo, la tuvo Pina, que cazó un balón suelto, pero no acertó a embocar con todo a favor.