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El Sporting medita aplazar la llegada de un director general

Fernández asume el rol de García Amado, da más responsabilidad a Ramón de Santiago y pospone recuperar el cargo por el correcto funcionamiento del club

Por la derecha, Ramón de Santiago y Alfredo García Amado, hace unos meses, en Mareo. J. J.

La figura del director general sigue vacante en el Sporting. Javier Fernández ha asumido buena parte de las tareas desarrolladas por Alfredo García Amado desde que, el pasado mes de junio, se oficializara la salida de éste. O incluso antes. El vicepresidente ha incrementado el control sobre la entidad a la espera de restituir el puesto. Una decisión que él mismo había fijado para principios del mes de septiembre. La causas de posponer esta incorporación, al menos, por el momento, tienen dos argumentos principales: el primero, que la valoración de candidatos sigue abierta, y el segundo, y quizá el más significativo, la experiencia de comprobar el correcto funcionamiento del club, en su día a día, sin la presencia de un director general.

Javier Fernández tiene la llave para decidir cuándo y cómo la figura del director general volverá a formar parte del organigrama del Sporting. Y no sólo por el peso de su condición de máximo accionista de la entidad. El vicepresidente optó por asumir parte de las responsabilidades que había tenido Alfredo García Amado. Una obligación que contrajo como algo temporal y con fecha de caducidad: el principio de este mes de septiembre. La idea era ejercer este papel como parte de la transición necesaria en el relevo del puesto y dentro de la reestructuración prevista e impulsada por el regreso a Primera. Vistos los acontecimientos, esta medida ha terminado dilatándose y también creando cierto debate, en el seno de la entidad, a cerca de si realmente es necesario restituir este cargo. Al menos, de manera inminente.

El principal apoyo de Javier Fernández a la hora de asumir las responsabilidades que tenía Alfredo García Amado ha sido Ramón de Santiago. El abogado de la familia del máximo accionista ha ido aumentando su peso en la toma de decisiones del club, algo que ya pudo comprobarse este mismo verano. Acompañó a Fernández tanto en las reuniones con la Liga para tratar las restricciones a las que el Sporting tuvo que acogerse en materia de fichajes, como en la negociación con la Agencia Tributaria para liquidar la deuda vencida que pesaba sobre el club rojiblanco. De Santiago también participa ahora en el día a día del Sporting, asesorando al departamento contable y marcando algunas de las líneas maestras en esta materia. Todas estas funciones habían integrado parte de los compromisos de los que se hacía cargo Alfredo García Amado. La redistribución de las labores del anterior director general se completaron con la llegada de Nico Rodríguez, a quien se le asignó la negociación de los contratos de los futbolistas como parte de su función como nuevo director deportivo.

La llegada de un director general no es el único asunto que continúa pendiente y que el propio Javier Fernández pretende desarrollar esta temporada dentro del plan de reestructuración que pretende implantar. En mente sigue el deseo de ver ampliado el consejo de administración, presidido por Antonio Veiga, y completado por el consejero Javier Martínez. La previsión se mantiene en añadir un miembro más, así como el nombramiento de un representante del consejo, en el que nombre de Fernando Losada es uno de los que maneja el máximo accionista.

Javier Fernández continúa abierto a contratar a una persona que acabe de completar la reorganización interna de la entidad y de él será la última palabra para saber quién es el elegido si valora que el formato actual puede presentar debilidades.

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