El Sporting de Abelardo y sus guajes es el Sporting de la ilusión. Es también, el Sporting de los récords. El último saltó por los aires ayer, cuando el club elevó su masa social hasta los 22.906 abonados, superando el registro histórico que databa de la temporada 1982-83. Por aquel entonces, el mejor Sporting de la historia venía de disputar dos finales de Copa, discutía los títulos a los grandes del fútbol español y se paseaba con garbo por Europa (seis veces se clasificaron los rojiblancos para disputar la Copa de la Uefa). En aquella histórica temporada de 1982-83, el Sporting logró elevar el listón hasta la cifra de 22.766 socios. Un guarismo que pareció inalcanzable durante más de treinta años.

Cuesta recordar alguna temporada reciente, incluso con las ampliaciones que han ido moldeando el impresionante diseño de El Molinón actual, en la que el club rojiblanco estuviera cerca siquiera de igualar este registro. Hasta que, en una de las peores situaciones económicas y sociales de la entidad, aparecieron Abelardo y sus guajes y obraron el milagro. No fue sencillo. Con el club al borde del colapso económico, con dos sanciones de la Liga que le impidieron reforzarse y con una crispación social contra el máximo accionista y el consejo de administración como no se recuerda, el Sporting logró un ascenso inesperado y brillante.

El Abelardismo ha ido sumando fieles hasta casi abarrotar el templo (así se conoce popularmente al feudo rojiblanco). El sportinguismo venía de una situación de desánimo, maltratado por el pobre rendimiento deportivo y por una gestión que, tras el espejismo del proceso concursal, volvía a la senda de los excesos. Llegó Abelardo al banquillo del Sporting y cambio el discurso, que se volvió más franco, más cercano. También llegaron los resultados, con un equipo en el que Mareo volvía a ser importante. Era fácil identificarse con un equipo de guajes altamente comprometidos con la camiseta y con su escudo. Además de jugar en el Sporting, la mayoría de ellos son sportinguistas.

La mecha ya estaba encendida y la bola comenzó a rodar la temporada pasada. Con el equipo en Segunda División, coqueteando siempre con la zona alta de la clasificación, el Sporting cerró el ejercicio con unos sobresalientes 18.225 abonados. Más que unos cuantos equipos de Primera. El ascenso consumado de forma apoteósica en el Benito arrastró otros 4.500 abonados más. El buen inicio de temporada acerca el objetivo de los 23.000. Son más fieles que nunca.