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El Pitu es "oro molido"

El entrenador del Sporting muestra su lado más humano con la complicidad de las personas más importantes en su vida personal

Abelardo corre en Mareo. J. J.

Aunque la suya fue la única voz que no se escuchó, Graciela estuvo en el meollo de todo. La noche del domingo descubrió cómo se desenvuelve Abelardo sin balón. Y el retrato perfilado por las miradas afectuosas del padre, del hijo, del maestro, del pupilo, del compañero, del amigo y hasta del cuñado, dibuja a un hombre sencillo, humilde, buen compañero, incluso "demasiado formalito". Abelardo rió con ganas y estuvo muy cerca de llorar en una noche plagada de anécdotas, en la que el Pitu bromeó con su otra pareja, Luis Enrique, con el jugó en el Sporting, en La Braña, en el Sporting B, en el primer equipo, en el Barcelona, en la selección olímpica, en la sub-21 y en la absoluta. "Dormimos más veces juntos que con nuestras mujeres", bromea Abelardo tras escuchar a un aceptable imitador de Lucho, llamado así por el Lucho Flores.

Durante media hora larga, Abelardo fue la estrella del programa deportivo El Larguero, de la Cadena Ser, que buscó un enfoque distinto para retratar al Pitu a través de las miradas más próximas. Abrió el fuego Ciriaco, y le siguió Jony, con los que intercambió palabras de afecto. Uno de los testimonios más relevantes fue el de Manolo. Un vecino de Lugo que durante unas vacaciones con su mujer, Pili, trabó amistad con otra pareja, como le ha sucedido a todo el mundo alguna vez. Manolo no es un hombre aficionado al fútbol. Al conocerse mejor y hablar de lo profesional, Abelardo confesó ser futbolista y haber jugado en el Sporting. Manolo sospechó algo al ver la enorme popularidad del Pitu y la demanda para hacerse fotos y conseguir su autógrafo. Finalmente, logró que confesara que también había jugado en el Barcelona. "Yo es que me enorgullezco de haber jugado en el Sporting", confiesa el Pitu, gijonés y sportinguista acérrimo.

Dos amigos de Barcelona, su cuñado y Gerardo Ruiz, quien detalló las expresiones en clave del cuerpo técnico, como ese "oro molido" que grita Ruiz cada vez que se cruzan con una mujer atractiva, precedieron a los platos fuertes. Abelardo rozó la emoción cuando su hijo pequeño Diego le manifestó que estaba "muy orgulloso" de él y "de ser sportinguista" y se mostró convencido de que "este año nos mantenemos".

El Pitu, emocionado, se confesó un hombre afortunado por "tener dos hijos como los suyos y una mujer que es una pasada". Ya en la despedida, Abelardo agradeció el esfuerzo del programa por tener a todas las voces amigas, confesó echar en falta la de su padre. Pero aún le quedaba otra sorpresa. "Fuiste un fenómeno como jugador, como entrenador también lo eres, pero como hijo lo superas todo". No se puede decir más.

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