"No soy Messi ni Cristiano, soy una hormiga. Tengo que ir poco a poco para conseguir las cosas". Alberto Guitián puede celebrar ya una nueva conquista, la de debutar oficialmente con el primer equipo del Sporting. El cántabro se estrenó durante el partido de ida de Copa del Rey, ante el Betis. Un choque empañado por el resultado, pero que le ha permitido probarse más allá de los entrenamientos. "Necesitaba medirme en un partido de estas características para saber si estaba al nivel. Estoy contento", afirma el rojiblanco, que confía en dar un paso más y disponer de más minutos con Abelardo.

Unas molestias en el tobillo pusieron en duda su participación en el primer duelo copero de la temporada, el reservado por el Pitu para dar oportunidades a aquellos que no han contado con protagonismo en Liga, hasta el momento. "No pensé que me iba a dar tanta guerra", comenta Guitián sobre su lesión. El pacto con el dolor le permitió no faltar a la cita. "Tenía claro que había que jugar este partido. Nunca sabes si puede ser el último", añade el futbolista.

En Sevilla no sólo le esperaba el Betis y su primer encuentro oficial con el Sporting tras su paso por el filial. Desde Santander habían viajado sus padres, Jesús y Silvia, en compañía de familiares y amigos de toda la vida del cántabro. A la alegría de ver debutar a Guitián se añadieron otros dos regalos, también de color rojiblanco. "Jugué con una camiseta en cada parte. La primera se la di a un amigo, hacer tantos kilómetros tenía que tener recompensa. La otra me la guardé para ponerla en mi casa", explica el centrocampista, reconvertido a central esta campaña. Guitián valora especialmente la experiencia en el Benito Villamarín, aunque no alcance para igualar el que considera como el mayor éxito en su casi recién iniciada carrera profesional. "Es más importante el haber conseguido tener ficha con el primer equipo. Si estoy aquí es porque me lo he ganado, pero ahora tengo que demostrarlo. Lo único que está en mi mano es trabajar a muerte", concluye.