La noche fue larga para el sportinguismo. Muchos trabajaban al día siguiente, pero la forma de conseguir la permanencia en Primera División, en una última jornada cargada de emoción y tensión, desató la euforia por las calles gijonesas.

Al poco de terminar el partido el epicentro de actividad se trasladó de El Molinón al centro de la ciudad. "¡Vamos a Pelayo!", se escuchaba entre los seguidores que salían del campo sportinguista. Y en la plaza del Marqués, junto a la estatua del iniciador de la Reconquista, ya se comenzaba a aglomerar una multitud roja y blanca, salpicada también con bufandas y camisetas verdiblancas.

El Betis estuvo muy presente en la celebración de la permanencia. Desde el clásico "¡Mucho Betis!" hasta el himno del centenario. "¡Ole, ole, ole, ole Betis olé!", entonaban varios grupos de amigos. Era iniciarse un cántico y se prendía la mecha. Las proclamas se contagiaban entre la muchedumbre de la plaza del Marqués.

Los más valientes se bañaban. Los coches pasaban haciendo sonar sus bocinas. Un sportinguista recorría las calles en triciclo, micrófono en mano y ataviado con banderas rojiblancas. Ya le conocen por ser el autor de una versión de "Soy de Verdiciu" adaptada para apoyar al equipo esta semana pasada.

Humo, bengalas, bufandas al viento. "¡Sporting es de primera!", clamaba ayer una ciudad entera. Poco importaba que la mayoría trabajase al día siguiente. Una felicidad embriagadora se ha apoderado de Gijón y que deje resaca es lo de menos.