Marcelino García Toral ha completado otra temporada de éxito al frente del Villarreal. Unos años después de asumir el banquillo de El Madrigal con el equipo en Segunda División, el técnico ha logrado clasificarlo para la Liga de Campeones y alcanzar las semifinales de la Liga Europa. Un rendimiento espectacular que le ha valido una ampliación de contrato hasta 2019, lo que le permitirá completar su obra. Sin embargo, fuera de Villarreal Marcelino será recordado por haber sido sincero. Lo que en este fútbol de hipocresía está severamente penado. El entrenador del Villarreal se atrevió a decir en alto lo que todo el mundo sabía: que no quería el Sporting descendiera a Segunda División. Nadie escuchó ya la segunda parte de su respuesta, en la que el técnico de Careñes apelaba a su orgullo profesional y aseguraba que él no marca goles.

Marcelino García Toral ha mirado de reojo la última jornada de Liga desde que se sorteó el calendario. Como buen sportinguista, sabe de la afición de este equipo a jugarse la vida en el último momento. Esto le dejaba en un brete. Hundir al equipo de su alma o quedar en entredicho. Cualquier alineación que hubiese formado en El Molinón iba a ser escrutada con microscopio.

Lo fácil es comparar el equipo que saltó al césped de El Molinón con la alineación de gala del Villarreal. No sería justo. Lo más adecuado sería ponderar el equipo que jugó ante el Sporting con el que lo hizo una semana antes ante el Deportivo de La Coruña. El resultado es que hay ocho futbolistas que repiten en ambos encuentros. La alineación de El Molinón es también muy parecida a la que se enfrentó al Rayo Vallecano a cinco jornadas para el final. El conjunto franjirrojo logró entonces una victoria que pareció definitiva, hasta el punto de que su entrenador, Paco Jémez, llegó a asegurar que tenían "la permanencia al 90%".

De todos los equipos de la zona baja, el más beneficiado por el Villarreal es el Getafe. En los dos encuentros ante los azulones, Marcelino García Toral alineó equipos con numerosos reservas. Así, el Getafe, con Fran Escribá en el banquillo, logró el triunfo en la primera vuelta. Cosa que no fue capaz de hacer el conjunto azulón de Juan Eduardo Esnáider, que cayó derrotado ante un Villarreal plagado de reservas. Por eso no se entiende la fina ironía del técnico argentino. "Ya estará contento Marcelino", señaló después de que su equipo, que dependía de sí mismo, no fuera capaz de derrotar al Betis en la última jornada y consumase su descenso a Segunda División.

Marcelino García Toral es el entrenador del Villarreal y por ello ha mirado siempre el interés de su equipo, a pesar del perjuicio que muchas veces le causó al Sporting. Así reservó futbolistas en las jornadas previas a la disputa de competición europea. En las jornadas finales, como hacen todos los técnicos cuando no se juegan nada, premio a los suplentes con los minutos que no habían tenido. Igual que Las Palmas jugó ante el Granada con su portero reserva o el Betis lo hizo ante el Getafe. El pecado de Marcelino es el de haberse enfrentado al equipo de su alma. Nadie le criticó una semana antes por sacar una alineación casi idéntica ante el Deportivo de La Coruña, en un choque que evitó a los gallegos una última jornada dramática ante el Real Madrid.