Del griterío y la fiesta de El Molinón del pasado domingo a la tranquilidad y silencio de un centro de estudios de Avilés. Éste es el camino que ha recorrido el futbolista del Sporting, Sergio Álvarez (Avilés, 1992), en la última semana. Sin apenas tiempo para saborear la hazaña de la permanencia, en la que fue una parte vital, el avilesino afronta dos nuevas finales, aunque esta vez en forma de examen. El avilesino, que cursa segundo curso de magisterio en educación infatil se muestra "tranquilo" ante las dos pruebas que le esperan el próximo mes de junio, y espera responder del mismo modo que lo hizo en el tramo final liguero, anotando otros dos golazos a las asignaturas, como hiciera con Getafe y Villarreal.

Conocedor como pocos de las vueltas que da el fútbol, y consciente de lo efímera que es la vida del deportista, Sergio tuvo claro desde que acabó sus estudios en el Instituto Número 5 de Avilés que debía buscar alternativas a su futuro por si no conseguía asentarse en la élite. De esta manera, una vez aprobada la selectividad se matriculó en ingeniería mecánica, aunque reconoce con humor no haber acabado "ni el primer cuatrimestre". "No podía compaginar la universidad con los entrenamientos porque era muy duro, y tuve que dejarlo; pero el año siguiente ya me matriculé en magisterio", asegura.

Pese a que inició sus estudios en la Universidad de Oviedo, Sergio decidió cambiarse este año a la Universidad Internacional de La Rioja, siguiendo el consejo de su compañero Nacho Cases, ya que "todas las clases están disponibles a través de internet" y él mismo puede marcarse su "propio ritmo". "Si un día entrenamos poco y estoy más descansado puedo verme un par de sesiones, y así compenso los días que no puedo dedicarle todo el tiempo que me gustaría", explica el futbolista.

Aunque previsiblemente le queda una larga trayectoria como profesional, a día de hoy Sergio tiene claro que prefiere la docencia a seguir ligado al fútbol. "Es una profesión que permite enseñar y transmitir unos valores a los más jóvenes, que es algo que me gusta y me parece muy importante", reconoce.

Precisamente, algunos de esos valores que espera transmitir en unos años a sus alumnos los está aprendiendo en las últimas temporadas en el conjunto rojiblanco. "Creo que en las dos últimas temporadas el Sporting está siendo un ejemplo. Demostramos que a base de esfuerzo, unidad y sacrificio se pueden conseguir los objetivos. Es algo que tiene más valor, porque vivimos un momento en el que la sociedad parece que busca la trampa para alcanzar sus metas, y es un orgullo servir, por así decirlo, de inspiración para mucha gente", asegura.

La cabeza visible de estos valores es Abelardo, con el que el jugador guarda una gran relación. "Le debo mucho, ya que apostó por mí en momentos muy importantes de mi carrera. Me subió al filial cuando era muy joven, y en mi segunda etapa en el Sporting B también me ayudó a recuperar la confianza. Fue una pieza clave para que yo haya llegado a Primera División", asegura.

Durante toda la conversación Sergio irradia cariño y admiración hacia sus compañeros y al club, en el que espera estar "muchos años más en Primera División". "Estoy encantado aquí. Juego en el equipo al que quiero, al lado de casa y en la máxima categoría. Poco más puedo pedir, además de poder seguir viviendo este sueño", asume ilusionado. Además de una gran temporada a nivel colectivo, el avilesino fue uno de los jugadores más destacados del conjunto de Abelardo, por lo que no sería de extrañar que otros clubes picasen a su puerta para hacerse con sus servicios, aunque él lo tiene claro. "Si recibo alguna llamada de otros equipos colgaré el teléfono sin dudarlo", asevera con una sonrisa.

Una vez finalice los exámenes, Sergio podrá descansar después de una temporada dura, una tónica que espera no se repita el año que viene. "Es cierto que se van algunos compañeros, pero tenemos una buena base para crecer como equipo y poder lograr la permanencia de manera más holgada. Esperemos que sea así, porque no sé si los corazones aguantarán otro final de liga como los de los dos últimos años", reconoce. Al ser preguntado por el mejor momento de la temporada, el pulmón de la medular rojiblanca duda, y pide quedarse "con uno bueno y uno malo". "El peor fue, sin duda la lesión. Me pilló en un momento de la temporada en el que me encontraba muy bien y me hizo romper esa buena dinámica. El bueno, sin duda, el gol al Villarreal. En ese momento sobre el terreno de juego sabíamos cómo estaba el partido en el campo del Betis, y ese segundo gol sellaba nuestro partido y, salvo sorpresa, la permanencia", afirma Sergio, un futbolista con los pies en la tierra.