En el imaginario colectivo nacional puede que estén más presentes los goles de Kiko Narváez, pero el suyo fue el que "abrió la lata" en la final del Camp Nou en la que España derrotó a Polonia (3-2) y ganó el oro olímpico de fútbol en los Juegos de Barcelona'92. Abelardo Fernández, 54 veces internacional absoluto y que antes de triunfar en el Barcelona lo hizo en el Sporting, club al que, como técnico, subió a Primera y mantuvo en categoría de honor sin poder fichar -por sanción- las dos pasadas temporadas, comentó en una entrevista con la agencia Efe cómo recuerda la cita de Barcelona'92, qué suponen para él unos Juegos Olímpicos y qué deportes le atraen más con miras a los de Río de Janeiro.

-¿Qué recuerda de Barcelona-92? Salvo la final, jugaban siempre en Valencia.

-Veíamos casi todo por la tele, pero el gran recuerdo, aparte de la final, fue la Ceremonia de Inauguración.

-¿Le impresionó mucho?

-Sí, eso fue tremendo. Pudimos ir, porque tuvimos una pequeña discusión, ya que a los dos días teníamos un partido y no estaba claro. Al final, nos dejó el entrenador (Vicente Miera) ir; nos llevaron en avión y fue algo inolvidable.

-Pero, ¿qué es, que no querían que desfilaran?

-No es eso. Al técnico, en principio, no le hacía mucha gracia, porque creo que habíamos jugado el día anterior. Imagina que habíamos jugado de jueves, la inauguración era el viernes y jugábamos el sábado, o algo así.

-Pero ustedes querían ir a la Ceremonia...

-Hombre, claro. Es lo más bonito: el día de la Inauguración y cuando ganamos la medalla. Lo pasamos muy bien. Vimos al "Dream Team" (la selección estadounidense de baloncesto), con Michael Jordan, Larry Bird, Magic Johnson, todos aquellos... Recuerdo que deshicimos la fila y todo, para ir a sacarnos fotos con ellos. Fue impresionante. Ahora sigo el baloncesto, pero en aquella época, que me pilló de chavalete... me pilló la época de (la rivalidad entre) los Boston Celtics y Los Ángeles Lakers, en los 80; y en los 90, la de los Chicago Bulls, con Michael Jordan y Scottie Pippen. Todos ellos y Pat Ewing, Chris Mullin... estaban allí. Y eran mis ídolos. Verles allí, en el desfile de la Ceremonia Inaugural, fue tremendo para mí.

-Pero como ganar la final y ser campeón olímpico, nada, ¿no?

-La final, puedo decir, como anécdota, que seguro que fue la vez que más banderas de España había en el Camp Nou (ríe). Estaba lleno de banderas de España. Y creo que eso no se ha vuelto a ver. Es una realidad. El campo estaba lleno y fue muy emocionante. Ahora tenemos la suerte de que hemos ganado dos Eurocopas más y un Mundial, pero de aquella, hasta que ganamos el oro olímpico, se había ganado la Eurocopa de 1964, la del gol de Marcelino; nada más. No se había ganado nada. Y era el título más importante.

-¿Recuerda algunas anécdotas de aquellos Juegos?

-Me acuerdo que había habido follón con el tema de las primas, a la hora de negociarlas. Luis Enrique, Alfonso y yo éramos los tres capitanes; y me acuerdo que hubo un problema tremendo al principio. Pero al final todo salió muy bien.

-¿Cómo calibra esa final usted, que estuvo en mil batallas?

-El de la final olímpica fue el gol más importante que he metido, sin duda. No he metido muchos, pero meter un gol en una final olímpica, eso son palabras mayores. Y ser campeón olímpico, ni te digo. Yo metí el primero; y luego Kiko metió los otros dos... ese partido fue muy bonito. Y fue el primer título importante. Además, veníamos de haber pasado una concentración muy larga, de mes y medio; primero en Cervera de Pisuerga, luego en Valencia. Se hizo largo. Pero fue una pasada, porque el grupo era muy bueno. Por un lado, el entrenador (Miera), con Miguel Sánchez, con Chus García Barrero, el psicólogo, que se murió, el pobre. Los médicos, Senén y Miguel... fue una pasada. El grupo era tremendo. Recuerdo que por las tardes alguna vez nos escapábamos para ir a montar en 'karts' (ríe). La verdad es que lo pasamos muy, muy bien.

-¿Quedan alguna vez, los que integraban ese equipo?

-En 2007, cuando se hicieron quince años del oro olímpico, nos reunieron, en un partido benéfico con una selección de unos chavales que llevaba Vicente del Bosque. Nos reunimos en Madrid y volvimos a jugar. Pero mira, me acabas de dar una idea: para el año que viene, en 2017, que se cumplirán 25 años, hay que volver a hacer algo. Aunque no será fácil. Pero sería bonito volver a coincidir.

-¿Qué deportes va a seguir en los Juegos de Río?

-Me gusta todo. La pena es que España no esté clasificada. En fútbol, digo. Pero me gustan casi todos los deportes. Me encantan el atletismo y la natación. Después el 'basket', el balonmano... Y el ciclismo. El ciclismo me apasiona, últimamente. Me gustan todos los deportes. Y todo lo que pueda ver, lo veré. Te digo una cosa: yo, de chavalete, recuerdo levantarme a las seis de la mañana para ver la carrera de Ben Johnson contra Carl Lewis (100 lisos) en los Juegos de Seúl (1988). ¡Me levanté para ver una carrera que duró nueve segundos y 79 centésimas! (ríe). Yo era de Ben Johson. Aunque luego, con lo del dopaje, me decepcionó. Y en los Juegos de Los Ángeles (EEUU, en 1984) me levantaba para ver a la selección de baloncesto, que quedamos medalla de plata. Me encanta todo. Y ahora, estos Juegos nos pillan de pretemporada y los voy a seguir a tope. Veré todo lo que pueda.