Con ventaja de dos goles en el marcador, el Sporting golpeó de nuevo a la contra. Víctor Rodríguez asistió a Burgui que llegaba como un obús. Bóveda tuvo que derribarlo para evitar su remate, que parecía franco. Clos Gómez señaló de inmediato al punto de penalti. El Molinón esperaba con incertidumbre saber quién sería el lanzador. Burgui, que había marcado de penalti contra el Athletic en el amistoso de Leioa y provocado éste, no se interesó por el asunto. Sí lo hicieron el goleador Cop y Moi Gómez. Ambos debatían sobre quién tiraría el penalti cuando llegó Isma López, golpeándose el pecho, y tomó una decisión salomónica. Cop y Moi acataron la decisión y se fueron al borde del área a pelear el rechace.

Isma López había mostrado buenas maneras en esta suerte en la tanda ante el Deportivo de La Coruña, pero seguía haciéndose raro verlo en la posición del lanzador. Era la oportunidad de sentenciar al Athletic.

Isma López lanzó blanco y al centro. Iraizoz rechazó hacia adelante y la pelota le volvió al navarro, que remató con el interior a media altura. La pelota se marchó alta y un escalofrío recorrió la columna vertebral del sportinguismo. El partido cambió y el propio Isma no volvió a ser el mismo. La desgracia se cebó en él al desviar un disparo de Williams que acabó en la red.