Si el sportinguismo se pudiera personificar, probablemente, tanto Nacho Cases como Sergio Álvarez serían los elegidos para hacerlo. Y elegidos han sido también para custodiar el centro del campo del Sporting de tal manera que ya resultan inherentes el uno del otro. Eso sí, las lesiones son el colmo de esta dupla, pues les visitan con excesiva asiduidad, algo que a veces provoca alguna laguna en la medular sportinguista.

Tanto uno como otro llegaron muy jóvenes al primer equipo, especialmente Sergio, aunque el avilesino tuvo que luchar contra algún que otro entrenador que osaba en presumir sobre el uso que hacía de Mareo y, mientras, dejaba al mediocentro ofensivo en la grada. Por su parte, Cases, encontró en Manolo Preciado la mano que meció su particular cuna en el fútbol profesional. El de Astillero tuvo desde el principio en fe ciega y absoluta en Cases. Sin embargo, Abelardo fue el encargado de conjugar, declinar y ordenar este magnífico dúo que forman el de Avilés y el de Gijón.

Mientras Sergio ordena y piensa, Cases crea. Uno con la batuta y otro con la varita. Como si de un puzle se tratase, porque estas dos piezas imprescindibles del cuadro rojiblanco encajan a la perfección. Y es que cuando ambos se coordinan, el Sporting gana, pero no sólo en el resultado -que también-, sino en el juego. Con ellos, el equipo de Abelardo se convierte en el equipo de Sergio y Cases, porque piensan, crean y actúan. Los nueve restantes: lo agradecen, respiran con tranquilidad y lo aprovechan. La inteligencia en el fútbol es un elemento fundamental y, por fortuna para el club sportinguista, ambos la poseen.

A veces, el trabajo de Sergio Álvarez pasa inadvertido, pues la labor que tiene encomendada es la de hacer el "trabajo sucio", el que no se ve de forma aparente, pero que resulta trascendental en el desarrollo del encuentro. Mientras que en el caso de Nacho Cases cuando el equipo opta por un juego más directo, desluce. Sin embargo, sea como fuere, cuando uno de los dos no está, se nota, porque todo barco requiere de capitanes que lo comanden, y el Sporting encontró en ellos -además de otros como Isma o Lora- a los mejores líderes.

Después de una pretemporada en la que ha resultado imposible que guiaran conjuntamente al equipo por la aparición de las lesiones -primero para el avilesino y después para el gijonés-, el pasado domingo ante el Athletic regresaron por la puerta grande. Es cierto que en el primer encuentro liguero Abelardo optó por un juego más directo, algo que hacía un flaco favor especialmente a Cases, pero que mostró a un Sergio nuevamente en su papel más imperial.

Sin embargo, este fin de semana esta pareja de balones tomar tiene una oportunidad de oro para para comandar a los nueve restantes hacia el "seis de seis" en Mendizorroza.