"Lo del brazalete son signos a los que da más importancia la gente de fuera, que nosotros". Nacho Cases intenta minimizar el hecho de haber heredado una capitanía que se la ha ido resistiendo en los últimos años, a pesar de ser uno de los futbolistas del vestuario que más años acumula en la disciplina rojiblanca. Esta temporada se ha estrenado (nunca había lucido el brazalete, anteriormente, durante el inicio de un partido oficial con el primer equipo) en un rol que ya desarrolló en el filial y que valora con especial cariño. "Llevo con todo el orgullo del mundo poder ser el capitán, pero si lo tiene que hacer otro compañero, no hay problema", puntualiza. "No es algo que echaba de menos, pero me hace mucha ilusión", reconoce uno de los cerebros de un nuevo Sporting que ha ganado en presencia con el balón y camina hacia una versión evolucionada de su habitual garra.

"Ha venido gente de calidad, que le gusta tener el balón, pero la filosofía es la misma y debe ser la misma", subraya Nacho Cases, que evita caer en tópicos románticos sobre el buen fútbol. El gijonés tiene claro que el espíritu que dio el ascenso y la permanencia es innegociable y ve al Leganés con alguna similitud a aquel conjunto rojiblanco que rompió con todos los pronósticos hace dos años. "Es un equipo muy parecido al que éramos nosotros estos dos últimos años. Muy solidario, siempre empezando por la tarea defensiva la construcción del equipo. Vienen con el plus de motivación de los equipos que ascienden. En esta categoría, creo más en la motivación, que en la experiencia", subraya.

Nacho Cases asume la dificultad que presentará el domingo un rival que viene de ganarle al Celta y empatar ante el Atlético. "Va a ser un equipo trabajado defensivamente, que estará metido en su campo en fases del partido, en la que tendremos que mover el balón rápido. A la contra, ellos también se parecen a lo que éramos nosotros. Y viene Guerrero, que es un fenómeno. Siempre he defendido su labor y ha tenido el trabajo necesario para volver a estar en la máxima categoría", dice de su excompañero. El canterano asume que, a sus 28 años, es ya un veterano en una plantilla marcada por la juventud. "Llevo seis o siete años de profesional y casi siempre he tenido la suerte de disfrutar de la titularidad. Es difícil mantenerse y creo que eso también es meritorio", concluye.