A la espera de ver lo que opina el padre de Mario Suárez sobre la forma, fría y sin piedad, en que su hijo ajustició a ese Sporting en el que le haría tan feliz que jugase, los rojiblancos caen de nuevo a puestos de descenso. La sensación es que el Sporting paga unos peajes demasiado elevados por errores que a otros equipos les salen gratis. Una pérdida en campo propio y una estrategia mal defendida (una más) le bastaron al Valencia para resolver un partido en el que no fue mejor que el Sporting. Tampoco peor. Ganó el Valencia porque tuvo pegada y es justo ahí donde se nota la diferencia de presupuesto.

Fue un día tranquilo para los porteros. El clásico duelo entre dos equipos a los que les tiemblan las piernas. Sporting y Valencia necesitaban ganar, pero les preocupaba mucho más no perder. Los tres goles llegaron antes de que se hiciera la primera parada.

Tampoco parecía el día señalado para correr riesgos, pero Abelardo se sacó dos novedades de la chistera. Rachid y Carlos Castro fueron titulares por primera vez esta temporada. El de Ujo no faltó a su cita con el gol, con el que mantiene un idilio permanente. Rachid no solucionó la falta de fútbol. Y el equipo pareció echar de menos a Nacho Cases al que no recurrió Abelardo ni siquiera al final, cuando hacía falta dar sentido al último arreón.

El Sporting se levantó tras el primer golpe y el tanto de Carlos Castro pareció inclinar el partido del lado rojiblanco. Hasta de nuevo llegó la puntilla en una estrategia mal defendida. El segundo disparo de Mario Suárez, directo al marcador, fue demasiado para un Sporting que ya no fue capaz de reaccionar.