El Sporting encaja de pleno en el viejo símil de la manta corta, que si tapa los pies no alcanza a la cabeza y viceversa. Durante semanas, la gran preocupación del sportinguismo era la escasa producción ofensiva de su equipo. El Sporting era el equipo de Primera División con menos disparos a portería y le costaba un triunfo hacer gol. En los dos últimos encuentros, el ataque parece haberse corregido. El Sporting llega más y, sobre todo, llega mejor. Pero el problema ahora es que con eso no basta.
El Sporting sólo ha logrado mantener su portería a cero en dos ocasiones esta temporada, en los empates sin goles ante Alavés y Granada. La temporada anterior, los rojiblancos se mantuvieron imbatidos en siete partidos. Como muestra, el gran inicio de Liga en el que recibieron un único gol en las tres primeras jornadas pese a enfrentarse a Real Madrid, Real Sociedad y Valencia.
En la temporada actual, el Sporting ha recibido más de un gol en seis de los once encuentros que ha disputado. La fragilidad defensiva condenó al Sporting en partidos que encarrilados, como los de Vigo, La Coruña o Málaga. La seguridad defensiva es el gran quebradero de cabeza de Abelardo, quien sabe mejor que nadie de su importancia.
