El Sporting intenta cambiar rutinas y oxigenar la mente aprovechando el descanso que este fin de semana brinda la competición liguera. Futbolistas y técnicos realizaron ayer un entrenamiento diferente al habitual en el inicio de la temporada. Todos juntos completaron la senda del Peñafrancia, una ruta en la que El Molinón ejerció de punto de partida y que finalizó en uno de los populares rincones hosteleros de la parroquia gijonesa de Deva. Y es que allí se sumó la segunda parte de una jornada destinada a romper con la tensión de la dinámica deportiva. Una suculenta fabada fue la excusa para compartir mesa y mantel y tratar de reparar errores más allá de los rigores de la pizarra y la táctica.

Las caras largas acompañaron buena parte del paseo por La Guía, La Magdalena o El Tragamón. Los diferentes tramos de la senda del Peñafrancia dejaron ver a un equipo preocupado por la falta de victorias en las últimas ocho jornadas y sin ánimo de bromas después de lo visto en el amistoso ante el Alavés, en el que el conjunto vitoriano se llevó el triunfo, el pasado miércoles. Los rostros más serios fueron los del cuerpo técnico, rezagados durante todo el trayecto, a excepción de Gerardo Ruiz, preparador físico, que siguió atento la evolución de los futbolistas.

Las únicas ausencias de la jornada fueron las ya conocidas por los compromisos internacionales: Cop, Meré y Afif, concentrados con sus respectivas selecciones. A estos tres hubo que sumar la baja de Babin, que continúa ejercitándose al margen por la lesión que se produjo con el combinado de Martinica. El rojiblanco se unió, después, a la comida del equipo en Casa Yoli, en la que también tomaron parte auxiliares y cuerpo médico.