Al Sporting de los tres centrales, la consistencia le duró un tiempo en Cornellá ante un Espanyol con más delanteros que juego ofensivo. Hizo falta un error grosero del Sporting para que el conjunto de Quique Sánchez Flores doblegase a los rojiblancos. Luego, con ventaja en el marcador, ya sí que se encontró cómodo jugando a la contra.

El Sporting buscó el partido desde los primeros minutos, con una presión alta y consiguió que toda la acción transcurriese en el campo periquito durante el primer tiempo. Fue el Espanyol quien salió a la contra en su campo y buscó el juego directo hacia el corpachón de Caicedo y a las peleas incansables de Gerard Moreno y Leo Baptistao, dos futbolistas que cualquier entrenador querría en su equipo.

Abelardo tiró de manual y mantuvo a Babin como la única novedad en su equipo titular. El central se mostró sólido en defensa, pero sufrió con la pelota. Lució Rachid, que firmó ayer el partido que se le llevaba tiempo esperando. Se echó el equipo a la espalda y dio salida al balón con buen criterio, incluso se hizo valer en las disputas. El crecimiento del parisino liberó a Sergio que pudo robar balones en zonas adelantadas. Por ahí vinieron las mejores ocasiones rojiblancas del primer tiempo.

Al descanso, cambió el signo del partido. El Espanyol dio un pase al frente y el Sporting reculó hasta terminar metido en su área. Javi Fuego tuvo la mejor ocasión y David López avisó de que el Sporting seguía temblando en las acciones de estrategia defensiva. El dominio local no se tradujo en un peligro real para la portería rojiblanca, pero el Sporting ya era incapaz a esas alturas de acercarse a Diego López, ídolo local por méritos propios.

A partir de la jugada que decidió el encuentro, el Sporting quedó tocado. Quique guardó la ropa llenando el campo de centrocampista de talla grande y Abelardo sacrificó los tres centrales en busca de una profundidad que no encontró. El Espanyol leyó mejor el nuevo escenario y el partido cayó en una fase aburrida, en la que no pasaba nada.

Con la amenaza del reloj como una pesada losa, los rojiblancos recuperaron el pulso. El partido pasó a jugarse cerca del área local y Cop tuvo el empate en un cabezazo en el último minuto que sirvió que Diego López acreditase su clase. El balón quedó en juego mientras los rojiblancos se lamentaban y cuando se quisieron dar cuenta, Leo Baptistao corría como una flecha en dirección a Cuéllar. Marcó un golazo para matar al Sporting. Ya sin tensión, los rojiblancos forzaron una falta que Cop incrustó en la red.

El Sporting sigue con su maleficio lejos de El Molinón, donde cumplirá un año sin lograr la victoria. El grosero error de ayer condena al equipo, que sigue en puestos de descenso y recibe al Villarreal en un partido que se ha llenado de urgencia.