Si algo está claro a estas alturas de la temporada es que Abelardo no ha logrado poner sobre el campo un equipo competitivo, siquiera fuese como el de la pasada temporada, que a veces parecía tan precario. Los fichajes no han compensado, por ahora, las bajas. Es clarísimo en defensa, donde el Sporting se muestra mucho menos solvente, pero también en ataque, donde tiene muy pocos recursos, pues Cop ni es un rematador ni un pivote avanzado. Los balonazos que larga Cuéllar cuando sus defensas le retrasan la pelota son en la mayoría de las veces regalos al contrario. El cambio de sistema de juego ha tenido un recorrido corto, seguramente porque no puede funcionar con Babin igual que con Lillo, más rápido y versátil. Y en el centro del campo el Sporting da a menudo la sensación de jugar en inferioridad. ¿Se pueden solucionar estos problemas con algún fichaje milagroso en el mercado de invierno? O, pese a todas las apariencias, ¿hay recursos dentro para revertir una situación que se complica cada vez más? Lo cierto es que el Sporting necesita un equipo y que si su entrenador creyera en esas cosas ya estaría escribiendo una carta a los Reyes Magos pidiéndolo.