No es Abelardo un entrenador que se de por vencido fácilmente, ni que deje ver gestos de debilidad. El enérgico carácter del Pitu quedó demostrado en las épocas más bajas, cuando asumió seguir al frente del Sporting en Segunda División, sin fichajes y en medio de una crisis económica que acabó traduciéndose en reiterados impagos de salarios. Tras un ascenso y una permanencia conseguidas de manera épica, tuvo que llegar el sábado el Villarreal a El Molinón para dejar ver al Abelardo más vulnerable, el que expuso sus dudas sobre la conveniencia de que siga al frente del banquillo, el que admitió que es el primero en reconocer que no está dando con la tecla. Varios frentes alimentan la preocupación que existe en el cuerpo técnico, el club y el sportinguismo sobre las causas de que el equipo no funcione como la ha hecho en los últimos dos años.

Bajón anímico. El serio rostro de Abelardo el día después de caer ante el Villarreal fue el fiel reflejo de la situación. El Pitu, mermado también por un proceso gripal que arrastra durante los últimos días, dejó en manos de Iñaki Tejada la dirección del entrenamiento de ayer en Mareo, algo habitual en la jornada posterior al día de partido. El gijonés guardó silencio en el césped y dijo todo lo que tenía que decir en una charla que mantuvo, previamente, en el vestuario.