Jorge Meré es lo que podría llamarse un héroe por accidente. El central asturiano estaba llamado a ser un jugador importante del Sporting, pero nadie esperaba que lo fuese tan pronto. Abelardo iba dosificándolo con mano firme a la sombra de Bernardo y Luis Hernández, enseñándole poco a poco lo que es el fútbol de élite. Todo se precipitó el 10 de enero pasado en Villarreal en el último partido de la primera vuelta. Meré ya había jugado el primer partido del año ante el Getafe y ese día tuvo que saltar al césped cuando crujió la rodilla del colombiano.

De pronto, un chaval de 18 años quedó como central de referencia para un equipo que se jugaba la supervivencia y con toda una vuelta por disputar. El Sporting rastreó el mercado e incorporó dos centrales en el mes de enero, pero nadie le discutió el puesto a Jorge Meré que fue uno de los destacados en la permanencia rojiblanca.

Un terremoto sacudió al sportinguismo este verano cuando surgieron las dudas sobre la validez del contrato que el defensa había firmado siendo un juvenil. El temor a que un futbolista de su talento saliese al mercado obligo al consejo de administración a realizar un movimiento que no tenían previsto hasta dentro de unos años. Jorge Meré fue blindado con un contrato importante hasta 2020.