El Sporting tiene el ejemplo en casa, y relativamente cercano en el tiempo, para salir de la crisis de resultados que se ha visto prolongada tras caer en Las Palmas de Gran Canaria. Los 12 puntos sumados por el conjunto de Abelardo en las primeras 17 jornadas de Liga tienen una réplica idéntica en la campaña 2010-11. El equipo gijonés, dirigido entonces por Manolo Preciado, clavaba esos números a la misma altura del campeonato. Cifras que, entonces, daban para ser colistas. Aquel Sporting consiguió una de las permanencias más holgadas, respecto a la tabla, en la etapa del cántabro en el banquillo, finalizando décimo, con cuatro puntos sobre el descenso.
Toda comparación es odiosa, pero lo que ahora parece amenazar la continuidad de Abelardo en el banquillo, en la temporada 2010-11 acabó uniendo aún más a equipo y entrenador para salir de los puestos de descenso. La revolución que inició Manolo Preciado para hacer despertar del equipo se cimentó en detalles como la aparición de Nacho Cases. Fue, además, a estas alturas del calendario. El gijonés se convirtió en una de las sorpresas con las que el Sporting saltó al Sardinero el 9 de enero de 2011 para medirse al Racing de Santander. El partido terminó con empate a un gol. Un punto que quizá parecía poco, pero que abrió una racha de resultados que terminaría siendo crucial para lograr la permanencia en la categoría. Los rojiblancos enlazaron tres victorias consecutivas ante Hércules, Atlético de Madrid y Mallorca que ayudarían a volver a encontrar el norte y recuperaron la calma. El ejemplo de Preciado, cuya destitución, en 2012, terminó vista como un grave error del club, se convierte ahora en ejemplo para poner remedio a la crisis.
