El rojiblanco que tiñe las calles de Bilbao en la previa de cada partido del Athletic se encontró ayer con la llegada de una Mareona que superó las cifras previstas y multiplicó el colorido efecto que acompaña cada cita futbolera en la capital de Vizcaya. El medio millar de sportinguistas que se esperaba, ubicado en la esquina tribuna sur alta del nuevo SanMamés, zona reservada para la afición visitante, terminó duplicado, distribuyéndose en diferentes zonas del campo y añadiendo ecos a la siempre animada afición del Sporting. Todos en busca de que la visita a San Mamés se convirtiera en una especie de bendición a través de la primera victoria de la temporada. Más allá del resultado, el conjunto dirigido por Rubi comprobó que el sportinguismo está dispuesto a sumar en esta segunda vuelta.

Muchos aficionados viajaron sin entrada e intentaron conseguirla horas antes de comenzar el encuentro. La taquilla de San Mamés dispensó localidades durante el día de ayer, aunque bajo unas medidas que molestaron a algunos seguidores rojiblancos. "Hubo gente a la que se le negó la entrada por figurar en su carné de identidad que habían nacido en Asturias", explicó Víctor Sánchez, presidente de Unipes. "Era gente que intentaba entrar sin ningún distintivo del Sporting ni nada que incumpliera con la normativa de seguridad de la Liga", añade, haciéndose eco de las quejas recogidas por varios seguidores rojiblancos y de las medidas que adoptó el club bilbaíno, que entiende injustas.