"Deja de llorar no ganas nada.Empieza a luchar hoy es mañana.Las luces apagadas como tú.El cielo brilla azul tras la ventana.No hay tantas excusas como días.Es posible que te rías de los males.No hay tantos muros como salidas.Es posible solo sigue las señales".

Ambkor

El Leganés-Sporting se ha convertido en una de las batallas a librar más importantes de la temporada. En juego no estarán títulos ni 300 millones de dólares, como el combate que enfrentó a Mayweather y Pacquiao, pero sí seguirán su tónica: tanteo, esperar el fallo del rival y evitar que un noqueo temprano deje el combate sentenciado. Y el que venza lo hará como el filipino: dando puños. Si 90 minutos en el Bernabéu son muy largos, los 90 de Butarque de este domingo se antojan eternos tanto para unos como para otros.

Ya no hay tiempo para llorar más, aunque la situación invite a ello, ni siquiera para buscar excusas, pues todos sabemos qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué. Y aunque parezca que hay más muros que salidas, en realidad es al contrario: queda la segunda vuelta y mientras las matemáticas no apaguen la luz, aun hay tiempo para fabricarla nosotros mismos. Es cierto que parece una misión con carácter más imposible que posible y que las sensaciones provocan más lágrimas que sonrisas, pero somos el Sporting y cada domingo hay que salir a una batalla que nunca cesa. Sabemos cuál es el error y qué alineación nos gustaría ver, pero ya no hay más oportunidades para lamentarse. Tiempo hubo en el mercado de invierno. Sólo queda la oportunidad de Leganés para intentar ser el Ave Fénix una vez más y aunque las alas estén rotas de tantos intentos en vano, al menos por los que se quedaron en Gijón por un amor en tiempos de cólera, merece la pena intentarlo hasta el final.

Si en Butarque el equipo renace, hay licencia para soñar. Tiene como obligación levantarse de nuevo, echar a andar y ganar. Y a partir de ahí: tratar de retomar el vuelo. Quizá sea más esperanza que certeza, pero no queda otra que intentarlo, sabiendo que hay que firmar un nuevo inicio, que hay que volver a empezar. Y quizá el tiempo se haya echado encima, pero si hay que morir... mejor que sea matando. Al menos por esta vez. Y al menos por el resquicio que aún queda de ´El Sporting de Los Guajes´.

Tanto uno como otro tendrán que ejercer de Poseidón hundiendo el barco del rival. Y aunque en aguas mansas lo ideal sería que se salvaran ambos, lo cierto es que a estas alturas, y con la bravura que ataca el mar de Primera, no puedes pensar en otra cosa que no sea sacarte a flote únicamente a ti mismo. Por muy a la deriva que pueda ir el barco sportinguista, precisamente por sus tintes rojiblancos, invita a pensar a que siempre habrá algún capitán que tome el mando y lo reconduzca. Los de siempre. Ha llegado el momento de tirar de corazón y de confeccionar la alineación en base a ello. Es la única manera de volver a volar. De volver a ganar. Y de seguir en Primera un año más.