"El primer paso fue escuchar que no puedo

el segundo es decir verdad

el tercero es pensar si quiero

al cuarto quise demostrar

el quinto que me dijo un 'pero'

seis veces le voy a enseñar

que siete vidas como un gato tengo

y ya no voy a fallar€".

Beret.

Aquel que afirmó que "las apariencias engañan" no se equivocaba. Tendemos a hacernos ideas engañosas por el primer sentido que actúa: la vista. Hay demasiados tópicos que avalan esta teoría: "las rubias son tontas"; "los guapos, prepotentes" y "los feos, simpáticos". Pero si hay una verdad tópica por excelencia respecto a las apariencias en el mundo del fútbol es que el jugador alto -máxime si es delantero- aprovecha más los balones si los golpea de cabeza que si le da con el pie. Supongo que los que se empeñan en esto nunca vieron el gol de un tal Lionel Messi que valió una Champions para el Barça. Respecto a ello se reivindica Lacina Traoré: le gustan, como a un desconocido Di Stéfano: "cortitas y al pie".

Traoré mide más de dos metros, una altura que le otorga la denominación de "el jugador más alto de la historia de la Liga", pero prefiere tocar el balón con el pie. Y es lógico: es, después del cerebro, con lo que se juega al fútbol. Cuando el balón le llega como le gusta, tiene más posibilidad de hacer gol€ y así se ha demostrado en las pocas semanas que lleva en ´territorio Sporting´.

Pese a que vive un continuo idilio con los fueras de juego y ha de librar la cruenta batalla del cuerpo a cuerpo con los que vienen a cubrirle, que, habitualmente, son los que cometen la falta, pero la amonestación se la lleva el delantero rojiblanco. Son dos grandes inconvenientes, pero él nunca cesa en su empeño€ Traoré se ha convertido en un nuevo Guerrero.

El de Costa de Marfil lleva poco tiempo en Gijón, pero él mismo confiesa sentir el cariño de La Mareona desde el principio. Quizá porque él mismo ha mostrado -para la sorpresa de muchos, entre los que me incluyo- una gran motivación por el escudo que defiende. El mejor ejemplo son las celebraciones de los goles en Leganés. Aunque su fichaje fue muy controvertido, Lacina, con selfies, sonrisas y empeño, ya se ha ganado a la afición. Así se lo hace saber la afición en los cambios.