Cuando Neymar clavó un libre directo en la escuadra y subió el quinto gol azulgrana al marcador -para entonces todo el tridente del Barcelona había marcado y Luis Suárez y Messi descansaban ya-, el público del Camp Nou empezó a jugar entre sí para encontrar alicientes. La grada de animación, incluso, girada de espaldas al campo. Quedaban 25 minutos (5-1), pero el Sporting, que no había inquietado en todo el encuentro, no parecía en condiciones de amenazar el dominio azulgrana. Muy lejos del de Leganés, el Sporting fue un equipo dócil y tierno, que dio incluso facilidades a la goleada. Sólo Burgui hizo acto de presencia en el Camp Nou.

La visita al Barcelona en una jornada entre semana y antes de la final con el Deportivo volvió a poner en cuestión la confección de la plantilla. Rubi no dispone de un plan B. O juega el equipo de gala, o la nada absoluta.

Ante uno de los ataques más temibles del mundo, el Sporting salió con una defensa de circunstancias. Por ahí comenzó la demolición. Por una defensa inconsistente, que no aguantó un pase y que se vino abajo al primer desmarque de Messi. En once minutos, el Barcelona ya había despachado al Sporting. Sin hacer tampoco gran cosa. Con lo mínimo, le alcanzaba.

El Barcelona vivió una plácida tarde de miércoles gracias a la fragilidad defensiva del Sporting. Con una zaga de circunstancias, totalmente reformada, el equipo de Rubi fue una víctima propiciatoria para la voracidad del tridente azulgrana. Bien es cierto que los rojiblancos, siempre por el costado de Burgui, propusieron cosas interesantes en ataque durante el primer tiempo, pero el agujero negro de la defensa abortó cualquier esperanza de sembrar el nerviosismo en el bando azulgrana. Los de Luis Enrique, coreado ayer por la grada, tuvieron el partido siempre bajo control y se dedicaron a gastar el mínimo de energías.

En el segundo tiempo, el Sporting terminó de encerrarse en sí mismo, el campo se le hizo infinito y la portería de Ter Stegen quedaba fuera de su horizonte.

De los tres objetivos que había marcado Rubi a sus futbolistas no se cumplió ninguno. El Sporting ni ganó, ni empató, ni salió reforzado. Muy al contrario, algunos futbolistas quedaron ayer señalados en una tarde para olvidar, en la que el único objetivo de los rojiblancos fue salir de Barcelona con la dignidad lo más intacta posible.

El Sporting fue al dentista sin anestesia y sufrió más de lo esperado. Lo mejor que puede hacer Rubi con el vídeo de ayer es tirarlo bien lejos. El Sporting de anoche no se pareció en nada al de las últimas semanas y tampoco debe parecerse en nada al que salte el domingo a El Molinón para jugarse la vida ante el Dépor. Está claro que el Camp Nou es territorio hostil para un Sporting que no es capaz de llevarse una alegría siquiera cada treinta años.El derrumbe rojiblanco fue absoluto en la segunda mitad

La alineación demostró que Rubi iba de farol en la previa del choque. El técnico catalán hizo la alineación para Barcelona pensando descaradamente en el Deportivo y casi hasta sorprendió ver a Burgui en el equipo inicial. Tras la experiencia con Mariño, Amorebieta no se sentó ni en el banquillo. A la vista del partido de ayer, es lógico que al técnico le preocupe perder a alguno de sus centrales titulares en la final ante los gallegos.

La sorpresa táctica que había anunciado Rubi, la dio Luis Enrique. Es tal la dimensión del Barcelona que tiene dos sistemas para un mismo partido. Un 4-4-2 en defensa, con Busquets como central, Mascherano de lateral derecho y Messi liberado de trabajo. Y una especie de 3-1-5-1 en ataque, con libertad absoluta para el astro argentino que ayer celebró su 500.º partido como titular en el Barcelona encarrilando la victoria. El gijonés demostró ser un técnico de recursos. Que anda escaso de laterales derechos, pues juega sin ellos.

El Sporting mantuvo el dibujo de siempre. Las novedades fueron los jugadores. Con Carlos Castro como referente ofensivo, una novedosa pareja de centrales formada por Babin y Juan Rodríguez y con Elderson debutando como titular. En el centro del campo volvió el tándem de Sergio y Nacho Cases por delante de Xavi Torres y Douglas en banda derecha. Sobrevivieron cuatro de los titulares ante el Celta. La anunciada mezcla de Rubi se compone de dos partes de reservas y una de futbolistas habituales.

El partido no tuvo mayor historia. Tan sólo se puso interesante tras el gol de Carlos Castro, pero tampoco el Sporting supo manejar este escenario. Los rojiblancos fueron incapaces de escamotear el balón y dejar pasar algunos minutos con la incertidumbre. El primer balón al área provocó un nuevo error defensivo y facilitó que Luis Suárez sentenciase el choque. Quedaba una larga hora por delante.

Con todo, esos fueron los mejores minutos del Sporting. Hasta el descanso, incluso pareció que podría meterse en el partido, pero el Barça, curado de espantos, se tomó en serio el achique.

La segunda parte fue todavía peor. Un nuevo error de Babin facilitó el gol de Alcácer y el Sporting quedó ya reducido a la mínima expresión, sin capacidad para salir de su propio campo. A esa hora, la cuestión era si marcaría Neymar y cuándo se detendría el Barcelona. El Sporting ya hacía rato que se había entregado sin condiciones y los mensajes desde el banquillo refrendaban esa sensación. Rubi empezó a reservar futbolistas importantes.

Lo que de verdad importa es el partido ante el Deportivo. Es tarea de Rubi que la visita al Camp Nou no afecte a la moral de la tropa. Ante los gallegos tiene que comparecer el Sporting que zarandeó al Celta. Porque el de ayer, no tiene defensa.