La victoria ante el Granada, la primera de Rubi en El Molinón, ha dado un pequeño respiro al Sporting de cara a la lucha por la permanencia. La bocanada de aire de imponerse a uno de los rivales directos por la permanencia, hacerlo en casa tras seis jornadas sin triunfos y con el valor añadido de haber recuperado la confianza de una grada volcada con el equipo, tiene su reflejo en las estadísticas. Rubi, con 9 puntos en 10 jornadas, se ha colocado a una victoria de igualar los números conseguidos con Abelardo en 18 jornadas. Un objetivo, el de subir la media de puntos, que fue el motivo de su llegada a Gijón, pero que no ha alcanzado para ganar terreno en la tabla clasificatoria. El Sporting se mantiene a cinco puntos de la zona de permanencia, la misma diferencia que marcó la salida del Pitu.

La dinámica de puntuación ha mejorado, algo que puede palparse más allá de la frialdad de los números. Los jugadores del Sporting mostraron ante el Granada un juego y una implicación muy distinta a la vista durante la derrota ante el Eibar en El Molinón. Este partido terminó convirtiéndose en el último dirigido por Abelardo y el que abrió los cambios introducidos por el técnico catalán. Un detalle, el de haber mejorado las sensaciones, que el vestuario comparte como una de las claves para poder alcanzar el objetivo. Incluso fueron varios los jugadores que, tras el triunfo frente al conjunto nazarí, recordaron que los méritos realizados en las últimas jornadas han sido mayores que la puntuación obtenida. En la memoria quedan partidos que se escaparon a última hora, como el empate ante el Celta o el concedido ante el Valencia.

La reacción con Rubi no ha sido radical, ya que la dinámica es de un 20% de victorias, frente al 17% que acumuló Abelardo. En cuanto a empates, el barcelonés sí que ha sabido exprimir mejor este resultado, con un 30% frente al 17% del Pitu. Lo que está claro es que, para salvarse, el Sporting necesita ganar al menos cinco partidos, por lo que el catalán debe mejorar más sus cifras.

Es curioso, sin embargo, encontrar guarismos casi idénticos entre ambos entrenadores a la hora de valorar los goles a favor y en contra. Tanto con Rubi como con Abelardo, el Sporting marca al menos un gol por partido, y encaja dos. Media, en este caso, bastante peligrosa, y que de continuar puede terminar convirtiéndose en una condena.

Rubi y Abelardo han compartido una transición amable, poco habitual en el mundo del fútbol. El gijonés tendió su mano para reunirse y compartir interioridades del vestuario con su sucesor. Una ayuda que el catalán agradeció en su momento. El objetivo no es otro que el de neutralizar esos cinco de puntos de diferencia que existen con el Leganés, equipo que marca los puestos de permanencia. La primera oportunidad estará en la visita al Sánchez Pizjuán.