El Molinón es, sin duda, un estadio talismán para España. Nunca ha perdido en sus diez visitas, con un balance de siete victorias y tres empates. El pasado viernes consiguieron la séptima victoria, quitándose la espina de la visita hace cuatro años de Finlandia, que arañó un empate en el último suspiro. Y la afición asturiana que presenció el partido ante Israel, con la goleada por 4-1, vibró y se entusiasmo con los goles, hizo la ola, cantó, animó y disfrutó con el buen juego de La Roja.

El Molinón no se llenó, pero hubo mucho colorido con los colores del combinado nacional y muchos también con los del Sporting. Lo que predominó, al fin y al cabo, fue el rojo. Y un ambiente de fútbol de máximo nivel. La entrada con poco más de 20.000 espectadores, se quedó muy lejos de los 28.000 que hubo hace cuatro años ante Finlandia. Las zonas con más asientos libres fueron la "Tribunona" y la tribuna este, las zonas con los precios más elevados, 45 y 40 euros respectivamente.

La Selección jugó y se fue. No se quedó el fin de semana como estaba previsto. Y esa circunstancia molestó a algunos de los aficionados. "No me ha parecido bien lo que han hecho. Si estaba previsto que estuviesen más días, se tenían que haber quedado", destacó el aficionado Sergio Rodríguez, que lamentó también la polémica política surgida a raíz de los propalestinos por la llegada de Israel a Gijón. "Al final esto es fútbol. No se tiene que hablar de otra cosa. Esperemos que esto no impida que la Selección venga más veces a Gijón", añadió.

El momento más emotivo del día fue la sonora ovación a Iniesta, en pie en su despedida. Silva, con su buen juego y regates, se ganó los "olés" del público. Y entre el público existía el murmullo y el deseo de volver a ver asturianos en Gijón. "Esperemos que vuelvan pronto y que haya muchos asturianos en la convocatoria, y sobretodo uno, que vengan con Jorge Meré", resaltó Elías Gallegos.

Pelucas, gorros, caras pintadas, banderas... no faltó ningún elemento para dar colorido de la "rojigualda" en El Molinón, un campo que se le da bien a España y que, aunque no se llenó, empujó para conseguir el triunfo.