"Se van a salvar, siempre hay que mantener la esperanza". Enol González se expresa de manera rotunda. Se le ve tan seguro como optimista. Eso sí, pone una condición: "Hay que ganar al Madrid". Este sierense de once años formó parte, junto a su hermano Édgar, de las decenas de niños que acudieron ayer a Mareo para mostrar su apoyo al conjunto rojiblanco, aprovechando las vacaciones escolares. Un gesto que levantó el ánimo de los jugadores y terminó correspondido a través de autógrafos, fotografías y muestras de cariño.

"A mí me gusta Lora. ¿Por qué?, porque es el mejor", Rubén Suárez es uno de los defensores más jóvenes del mostoleño. A sus 4 años, este gijonés luce el uniforme oficial del equipo, que empieza a llenarse de firmas de futbolistas, y una réplica de las botas del jugador del Sporting. Se deshace cuando se acerca su ídolo, aunque no es su única debilidad. "Aparte de Lora, también quiero ser como tú", le estampa a Burgui. "Meré también es muy bueno", contesta Sergio, el hermano mayor de Rubén, quien a sus siete años también valora con optimismo la permanencia.

Los jugadores van desfilando camino a la ducha mientras atienden a sus seguidores. "Tal y como está la cosa, lo veo complicado pero...", confiesa Oliver Jiménez, que se niega a dar por perdidas las opciones de que el Sporting continúe en Primera. Vecino de Grado y jugador del Mosconia, a sus nueve años tiene un referente al que aferrarse tanto en lo deportivo, como en su deseo de ver al conjunto rojiblanco el año que viene en la máxima categoría. "Carlos Castro nos va a salvar", comenta, nervioso, mientras hace cuentas de todos los jugadores que le han firmado en una libreta comprada para la ocasión. "Ánimo Rubi, que no está todo perdido", se escucha entonces. El entrenador rojiblanco levanta la cabeza, da las gracias y mira al joven público con renovado optimismo.