¿Conocen ustedes el caso de alguna otra afición, que en una situación como la que se encuentra el Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para desgracia de todos los sportinguistas), mantenga viva la esperanza en alcanzar una salvación, que fríamente y si nos atenemos a los números de este equipo, parece fuera de toda lógica? Yo no, la verdad.

Y es que estamos hablando de un equipo que en 32 jornadas, ha perdido hasta en 20 ocasiones, cosechando únicamente 5 victorias y 7 empates y que sin embargo ahora, si quiere tener una mínima opción de lograr la permanencia, estaría casi obligado a igualar ese mismo número de partidos ganados, en las seis jornadas que restan por disputarse. Unas cuentas con las que ni la lechera más optimista se atrevería a soñar.

Aunque también es cierto, que viendo lo que hacen nuestros más directos rivales, lo mismo con ganar dos partidos, nos salvamos. ¿Se imaginan salvarse con 28 puntos, los mismos que ahora tiene el Leganés? Parece imposible, ridículo, pero en fútbol se ha visto de todo. Y el propio Leganés y también el Granada parecen empeñados en no sumar ni un solo punto. ¡A ver si todavía el Osasuna va a tener opciones! ¿Les parece exagerado? Tanto como pensar que van a regalarnos los tres puntos. Mucho cuidado con confiarse.

Porque tras el partido frente al Real Madrid, se repitieron los mismos comentarios que se escucharon tras el empate en Sevilla: "si el equipo jugara siempre así, sin lugar a dudas se salvaría". Sobre esto me gustaría realizar solo una pequeña puntualización: en todo caso sería "si el equipo hubiera jugado siempre así", porque ahora quizás sea ya demasiado tarde. Y tampoco podemos olvidar, que tras aquel buen partido en el Sánchez Pizjuán, vinieron dos sonoros batacazos como fueron los de Málaga y Real Sociedad. ¿Por qué habría de ser distinto el próximo sábado en Pamplona? Alguien dirá: porque somos el Sporting. Podría ser. Pero repito: es necesario salir a morder desde el primer minuto y no pensar que por desahuciados, nuestros rivales van a colocarnos una alfombra roja bajo nuestros pies.

La esperanza suele asociarse al color verde. Ese mismo color por cierto, con el que en Gijón desde hace tiempo, esta afición muestra su rechazo al máximo accionista. Máximo, que no mayoritario, pues se trata de una única persona, ya saben, la del ilustre apellido prohibido. Mayoritario sí es el veto a su gestión.

Sin embargo, escuchando la voz de esa misma afición crítica, pero que jamás arrojará la toalla, diría que en esta nuestra hermosa villa marinera, la esperanza se viste de rojiblanco. ¡Y que le den a los números! Si creemos, podemos. ¡Aúpa Sporting!