Tras una semana como fue la pasada, sin apenas tiempo para tomar aliento, con tres partidos en apenas seis días, esta por el contrario se nos está haciendo eterna a la mayoría de los sportinguistas. Hasta el punto de que casi agradecemos el tener que jugar en un horario tan insufrible como es de la una de la tarde, pues si tuviéramos que esperar aún más tiempo, a alguno nos daría un ataque de ansiedad de tanta espera y de tanta tensión acumulada. Esperemos que por lo que respecta al equipo, el cuerpo técnico, ayudado por el coach, haya sabido gestionar positivamente ese aspecto.

Es del todo inútil que les vuelva a traer a colación las ´cuentas de Rubi´, pues la conocen de sobra. A fin de cuentas (valga la redundancia), son a las que nos encomendamos todos los que aún confiamos en que se produzca el ´típico milagro´ de todos los años. Y en esos cálculos, no existe otro resultado posible que no sea el de lograr la victoria el sábado. Ganar y esperar, o quien lo prefiera, ganar y rezar. Ganar y pasarle toda esa presión de la que antes hablábamos, a un Leganés que hasta el lunes no jugará su partido contra el equipo que se ha convertido en nuestro particular ángel de la guarda, el Betis.

Podríamos decir, empleando la típica metáfora que tiene como protagonista a un mágico tren de la salvación, que esta sería nuestra última llamada para subirnos al último vagón. Pero, ¿qué quieren que les diga?: a tenor de lo que llevamos viviendo y viendo en las últimas jornadas, uno ya no sabe si estamos ante ese último aviso o si tras este, todavía hubiera oportunidad para otro. Porque, ¿alguien descarta al cien por cien la posibilidad de que en esta jornada, tanto Sporting como Leganés, pudieran ambos perder en casa sus enésimas finales? De hecho, a los pepineros estoy seguro de que no les desagradaría del todo esta hipótesis, que prácticamente les aseguraría la salvación. Pero vamos a confiar en que no será así, al menos por nuestra parte.

De las declaraciones que llevamos escuchando de los jugadores, es evidente que son los primeros en admitir que son los máximos responsables de haber llegado a una situación límite como esta. Pero también son los primeros que saben perfectamente que aún está en su mano (o en sus pies) el poder ponerle remedio, aunque para ello dependan también de terceros. Es lo que ocurre cuando se no hacen los deberes a tiempo.

Nuestro ´jugador franquicia´, Jorge Meré, ha sido muy claro al respecto: "hay que salir a morder desde el primer minuto". Esa es la actitud a la que habrá que sumarle también la aptitud de los once hombres (hombres y no nombres) que salten al campo. Esta última, la actitud, por desgracia es la que más dudas genera entre la afición.

En el marco de esas ganas de ´comerse´ al rival que se respira en el vestuario, hay que situar el rifirrafe que protagonizaron Traoré y Amorebieta en Mareo. Y no hay que darle más importancia de la que tiene. Son episodios que los más veteranos que acuden a ver los entrenamientos del Sporting, han visto repetirse a lo largo del tiempo con diversos equipos y diversos jugadores. Y nunca la sangre llegó al río Piles.

El costamarfileño por cierto, parece que por fin volverá a entrar en la convocatoria, después de unas cuantas jornadas fuera de ella, por culpa de una supuesta lesión. Su regreso se entiende como una buena noticia para una plantilla escasa de efectivos en línea de ataque. Aunque tampoco es que los números del ´fichaje top´ en lo que a goles se refiere, hayan sido como para tirar cohetes.

Enfrente, tendremos a un equipo como la Unión Deportiva Las Palmas, que llega en plena crisis de resultados, viviendo de rentas que ya quisiéramos por estos lares. Los de Quique Setién se han apresurado a salir al paso de los que antes de comenzar el balón a rodar, ya les han acusado de venir de turismo a Gijón. Quienes así piensan, no demuestran sino lo poco que saben de fútbol. Porque más allá de primas a terceros (que todos niegan pero que ´haberlas haylas´), no tengan ustedes la más mínima duda de que los canarios vendrán con la intención de como mínimo, de rascar un empate. Y si puede ser algo más, mejor aún.

Se prevé por otra parte una gran entrada en El Molinón, lo cual tampoco es que vaya a ser novedad. Si algo no ha fallado esta temporada es la afición. Tal vez el Consejo no lo tuviera tan claro de cara al partido de este sábado y por ello decidiera una rebaja en el precio de las entradas. Se ve que la moneda de la que les hablaba en el último post cayó de ese lado. Lo mismo que podría habría haber caído del lado del Día del Acompañante. Así se toman las decisiones en este club. Todas.

Y mientras el equipo se está jugando la vida (añadan si quieren delante el calificativo que en su día pronunciara el Pitu después de un partido frente al Barça B), en la redes sociales el ambiente está que arde, con movilizaciones y protestas convocadas de cara al sábado. Solo espero que los jugadores sepan aislarse y cumplan con su deber: honrar sobre el campo el mismo escudo que otros desde sus despachos deshonran.

Post Scriptum: después de cinco días inactiva, ayer, la cuenta oficial en inglés que el Real Sporting tiene en Twitter (@RSG_English), volvió a subir un comentario. Sus 600 seguidores (ni uno más ni uno menos cuando esto les escribo) estarán encantados (´delighted´).