Ninguna estadística mide los nervios ni la presión a que está sometido un equipo. El Sporting jugó ayer atenazado, mientras que Las Palmas gestionaba el partido con una indiferencia que hizo aflorar algunas de sus mejores virtudes. Los canarios se adueñaron del balón con una posesión cercana al 60% y dieron doscientos pases más que los rojiblancos. Fue un juego más ornamental que certero. El Sporting se situó al otro lado del espejo, con la necesidad de marcar acuciando en cada balón, los rojiblancos buscaron el camino más corto hacia el gol. Dispararon en dieciséis ocasiones, pero sólo mandaron tres balones entre palos, que apenas exigieron a Javi Varas. Curiosamente, fue Las Palmas quien hizo más faltas, aunque los rojiblancos fueron más amonestados.

En el plano individual, destacan los cinco pases con peligro de Duje Cop, los nueve balones que recuperó Babin o los veinticuatro que perdió Douglas. Tras el brasileño aparece Vesga, con quince balones perdidos.