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Fondo Norte

Hace una dulce derrota

El Sporting del final de esta penosa Liga apuesta por los asuntos de intendencia

El final de esta penosa Liga del Sporting, que lo mismo termina bien si hacemos caso a la ola de optimismo que nos invade, está teniendo, sin embargo, cierto aire de muerte dulce, de dulce derrota por usar un término que usó aquel señor en tiempos no tan pasados. Entretenidos con el derbi (ay mamina, los derbis), el fallo del céltico Guidetti, que cuenta los chistes como nadie, pero que no acierta con el remate de su vida y de la vida del Celta, las ocupaciones rojiblancas pasan ahora por asuntos de intendencia: la búsqueda de candidato a suplir al actual director deportivo, Nico Rodríguez, cuya salida del club se da por hecha, y la confirmación de que la propiedad no vende el club porque, al fin, ha descubierto que nadie da duros a cuatro pesetas. El historial de los dueños chinos o árabes, al menos en el fútbol español, no da para muchas esperanzas porque desde siempre las compras de los clubes se pagan con el dinero del propio club, como hizo en su día Jesús Gil para hacerse con el Atlético de Madrid.

La contratación de un director deportivo, cargo que no tiene el Real Madrid, lo que le ha costado buenas críticas a Florentino Pérez, el presidente blanco que se debe de reír a carcajadas en el Señorío de Alcocer, es una cuestión clave para el Sporting. Pero el consejo hará mal en dejar toda la responsabilidad de los fichajes y de los descartes a una sola persona, por preparada que ésta esté. La delegación de funciones está muy bien, siempre que no se use como vía de escape de la responsabilidad en los errores. El Sporting, sin duda, necesita un competente director deportivo, un entrenador aún más competente, ambos que sepan trabajar en equipo y que no den el espectáculo pasado, y hombres de fútbol en el consejo. "Yo soy hombre de fútbol", sentenciaban en aquellos tiempos directivos felices en un Sporting que se movía con salero en el complejo mundo futbolístico. "Hombres de fútbol" capaces de ver a un chaval que prometía en un partido de juveniles y sobre el que avisaban a los técnicos. No se trata de descubrir la pólvora, sino de actuar con sensatez.

Y a todo esto nada se sabe de lo que va a pasar en las dos jornadas finales, qué esperanza hay, que, por lo visto, la hay, y qué posibilidades tiene el Sporting de seguir en Primera. No llegan ni al tres por cierto, según el espléndido trabajo que publicó en este periódico Ángel Cabranes. El final, sin embargo, está pareciendo dulce.

En tiempos como los actuales hay que mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿qué planes tiene Esuperio para ir preparando la pretemporada próxima, vital para el club rojiblanco? Próxima parada, Capuchinos.

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