"Descubrí al Sporting a través de la televisión, mientras veía los partidos de la liga española que se retransmitían en el canal Sky TV". Han pasado once años desde que Dean March comenzó a engancharse a todo lo que envuelve el sportinguismo. Fue desde el sofá de su casa, en la localidad inglesa de Nottingham. Aquel primer contacto alimentó su curiosidad. Lo que se inició como una simpatía se ha convertido en un sentimiento que hasta a él mismo ha terminado sorprendiendo. "No he llorado durante un partido de fútbol en muchos años, y la pasada campaña, cuando vi las lágrimas del Pitu al lograr la permanencia, nada más ganar al Villarreal, yo también acabé llorando", explica como prueba de que lo suyo es un sportinguismo en toda regla.

Dean March vive el día a día de un club situado a 1.800 kilómetros de distancia como si su residencia de Nottingham tuviera una ventana a Mareo. Oficial de seguridad del hospital de la ciudad en la que nació y vive, aquella emocionante permanencia del Sporting en Primera, la de 2016, le motivó a visitar El Molinón. Reservó viaje y butaca para la última jornada de Liga del año siguiente, la que se disputó la pasada semana, ante el Betis. La idea era la de vivir desde dentro un desenlace tan intenso como el que había visto por televisión. Le falló que en la jornada anterior, Leganés y Dépor acabaron con las opciones del Sporting de salvar la categoría. A falta de un partido por disputarse, el elegido por Dean, el conjunto rojiblanco había consumado matemáticamente el descenso a Segunda División.

"La temporada comenzó magníficamente, pero tan pronto como perdimos el primer partido, el equipo entró en caída libre", explica este inglés de 49 años y futbolero empedernido. Esa misma experiencia le hizo temer lo peor el pasado verano, cuando vio que el club no retuvo a dos futbolistas que él consideraba básicos. "Sin jugadores como Sanabria y Jony sentí que habíamos perdido el sentimiento de equipo que teníamos", apunta. Sus peores presagios ya empezaron a tornarse en certezas cuando el conjunto rojiblanco alcanzó el parón de invierno. Reconoce que, en ese momento, las esperanzas que le quedaban para lograr la salvación en Primera eran las justas. "En Navidad ya parecía que el equipo iba a terminar relegado a Segunda", confiesa.

La decepción del descenso no evitó, en todo caso, que Dean March exprimiera al máximo su primera visita a Gijón, la del pasado fin de semana, para asistir al partido ante el Betis. "Era la primera vez que venía a El Molinón. Descubrí que aquí se vive el fútbol con la misma pasión con la que se disfruta del fútbol en Inglaterra", asegura. Le ayudaron a a ello otros tres sportinguistas, Ricardo, Rubén y Marcos Alcalá. "Se emocionó con el himno y hasta al ver la estatua de Pelayo", comentan sus amigos en Asturias.

De vuelta a casa, Dean March mantiene el contacto con mucha de la gente con la que compartió su sportinguismo en Gijón, a través de un grupo que abrió en Facebook con el nombre "Sporting de Gijón F. C. Nottingham Branch", desde donde se siente orgulloso de ser un miembro más de la Mareona.