Su séptima temporada en el primer equipo del Sporting se ha quedado cerca de ser en la que menos ha participado. Las 21 presencias de Nacho Cases (Gijón, 22-12-1987) a lo largo de esta campaña sólo fueron inferiores en el año de su debut, 2011, cuando emergió del filial en pleno mes de enero acumulando 18 partidos en los que fue vital para iniciar una remontada que dio la permanencia en Primera. Éste es uno de los aspectos que condiciona "uno de los año que menos he disfrutado del fútbol", como el propio jugador reconoció. No ha sido el único. El fútbol del conjunto rojiblanco también se resintió sin él en el campo.

El inicio de temporada salió a pedir de boca. El Sporting abrió la campaña con siete puntos en las primeras tres jornadas y la pareja Sergio-Nacho Cases, una de las piezas mejor engrasadas durante el ascenso y la permanencia a Primera, funcionando a pleno rendimiento. Estos dos futbolistas se mantenían como el eje superviviente de los últimos grandes éxitos, el apoyo para construir el nuevo Sporting. Nacho incluso marcó en el triunfo ante el Leganés en El Molinón. Nadie esperaba lo que vendría después.

Los malos resultados que comenzó a encadenar el equipo puso uno de los puntos de mira sobre la medular. Los cambios de sistema intentaban tapar las carencias de un conjunto con dificultades para defender y cada vez con menos confianza con el balón en los pies. La necesidad de fortalecer el centro del campo se fijó como una de las prioridades en el mercado de invierno. Y no para reforzar el estilo de Nacho Cases. El club apostó entonces por ganar presencia en esta parcela a través de músculo. La visión, la rapidez de tomar la decisión acertada, la paciencia para encontrar el mejor pase, frente a nombres como el de Tioté. El relevo en el banquillo, con la llegada en enero de Rubi, retocó la preferencia, pero mermó igualmente el papel de Nacho Cases.

A los quince partidos que Nacho Cases sumó esta campaña con Abelardo (incluyendo los dos de Copa del Rey), le siguieron solo ocho con Rubi, que estuvo más tiempo que el Pitu en el banquillo. Empezó como titular con el catalán, quien finalmente se decantó por Moi Gómez para desarrollar este rol, en un centro del campo que, habitualmente, completaron Sergio y el recién incorporado Mikel Vesga. El Sporting mostró así una nueva evidencia de una temporada marcada por el desarraigo con todo lo bueno que había conseguido el equipo en los últimos años. Un desarraigo que también pesó en hombres de Mareo como el gijonés, que está a punto de cumplir 23 años de vinculación con el club al que llegó en benjamines.

Nacho Cases tampoco despidió la campaña como le hubiera gustado. Rubi le dio la titularidad en la última jornada, en la que el Sporting recibió al Betis después de haberse consumado ya el descenso a Segunda División en Eibar. Sustituido en la segunda parte, el aplauso esperado acabó empañado por cierta división de opiniones. La memoria frágil del fútbol tiene sus cosas malas, especialmente para los de casa.

El canterano se ve ahora envuelto en el mayor dilema de su carrera deportiva: continuar en Gijón y apurar el año de contrato que le queda en el Sporting, o hacer las maletas y cumplir el deseo de probar una nueva experiencia en el fútbol extranjero. "Lo he vivido todo en el Sporting, estaré eternamente agradecido a este club", señaló el pasado jueves, en la presentación del primer libro dedicado a su trayectoria. La decisión del gijonés mantiene a la expectativa a un sportinguismo que puede perder no sólo a un jugador, también una manera de entender el Sporting.