"Es imposible, no voy a poder leerlo". Nacho Cases se disculpa entre sollozos la primera vez de muchas en que las lágrimas interrumpen un discurso que ha ensayado mil veces. Se marcha del club de su vida porque "me quedan cuatro o cinco años, tengo mis inquietudes y quiero vivir experiencias disfrutando del fútbol". Nacho Cases fue despedido con honores, en la sala de prensa de El Molinón, donde tantas veces fue feliz. Le arroparon, en orden de importancia, su familia, sus amigos, entre los que se incluyen futbolistas como Roberto Canella, Carlos Castro o Juan Muñiz, y todos los estamentos del club: el consejo en pleno, empleados, el capellán Fernando Fueyo y algunos de los aficionados más cercanos al futbolista.

El himno del Sporting amenizó la entrada en escena de Nacho Cases. Javier Fernández le entregó un cuadro con una imagen suya y el lema: "El niño que cumplió su sueño". Antes de subir al estrado, se visionó un vídeo en el que algunos de los futbolistas más importantes del vestuario se despedían del centrocampista gijonés. Por la pantalla desfilaron Lora, Isma López, Carlos Castro, Jorge Meré, Carmona y Roberto Canella.

"He llorado bastante", confiesa el futbolista al sentarse ante los micros, con la secreta esperanza de que se le hubieran agotado las lágrimas, para empezar el repaso a su trayectoria. "Hace veintidós años entró en Mareo un niño que venía del equipo de su cole, el Codema, como tantos otros. Era un crío inquieto y decían que se me daba aceptablemente bien jugar a la pelota, como dice Pepe Acebal", arranca para bromear con que "a mí lo que me gusta es jugar a la pelota, más que al fútbol". Nacho Cases explica cómo en Mareo creció y se formó "como persona, gracias a la gente que me encontré y al club de mi ciudad". Nacho Cases se queda con los buenos momentos vividos en el Sporting "que ganan por goleada a los malos". No quiero ni un nubarrón en una despedida en la que sólo tiene cabida lo bueno: "Ni en cien vidas podría disfrutar lo que he vivido aquí. Hay que estar dentro para saberlo".

El guaje que siempre ha sido Nacho Cases aflora con las referencias a su infancia. "Nunca pensé que podría defender al equipo de mi ciudad. Que lo haga un chico como yo, del barrio de La Arena, lo hace más especial", realza.

Casi al mismo tiempo que Nacho Cases se despedía del Sporting, el AEK Larnaka de Chipre hacía oficial la contratación del centrocampista gijonés, cuyó debut podría producirse la próxima semana en el partido de ida de la fase previa de la Liga Europa contra el representante de Gibraltar. Mientras, Nacho Cases empieza a repasar lo mucho que se lleva del Sporting: "Lo primero, me quedo con las amistades que he hecho, con las victorias en Primera, con el año de mi debut y con toda la semana previa, cuando Manolo Preciado me dijo que iba a debutar, me quedo con el ascenso de los guajes...". Las lágrimas vuelven a interrumpir su discurso y estalla la primera ovación, que no hace sino multiplicar la emoción del futbolista.

Lo siguiente es explicar los motivos de su salida. "Me quedan cuatro o cinco años, tengo mis inquietudes, quiero vivir experiencias fuera del fútbol, pero disfrutando de él", argumenta. Por si hiciera falta, puntualiza que "no veréis en mí un futbolista que ambicione el dinero o la mejora deportiva, cosas que naturalmente son importantes para mí". Nacho Cases explica que eligió Chipre "por su calidad d vida y por el bienestar de mi familia". El gijonés matiza que "mis ambiciones deportivas las he cumplido con creces, porque siempre soñé con defender al Sporting".

Por último, abre el capítulo de agradecimientos, el más largo de su intervención y también el más emotivo. El futbolista da las gracias al club, donde "me he sentido como en casa", a Javier Fernández y Miguel Torrecilla, por las facilidades a pesar de los intentos porque se quedase, a Rogelio "que es quien más pena le da que me vaya", a los empleados del club "que muchas veces no se ven" y muchos son sus amigos. Cases agradeció a todos los entrenadores que tuvo porque "absolutamente de todos aprendí algo", pero cita dos nombres en particular: "Don Javier Vidales, que me hizo entender que el fútbol va más allá de un balón, y Manolo Preciado".

Un capítulo aparte merecen sus compañeros. "Sois mis amigos, lo más importante que me llevo, ni los ascensos, ni ganar en el Bernabéu", sostiene. También tuvo palabras cariñosas para la afición, que "siempre ha estado conmigo y estoy en deuda por ese cariño". Los agradecimientos ganan en importancia a medida que se acerca el final de su intervención. Nacho Cases destaca a sus amigos de toda la vida, "a los que he sabido conservar". Sólo queda la familia, y las lágrimas afloran de nuevo. "A mis padres, por la educación que me han dado, por tantos días llevándome a entrenar, que os quiero mucho, aunque a veces no os lo diga porque soy como soy". El recuerdo se hace extensivo a sus abuelos, parte importante de su vida, y en particular a Pauli, que ya le anima desde el cielo. La emoción ya lo inunda todo cuando consigue poner el broche: "A Gusi y a Nico, mis dos tesoros, que son mi vida y mi forma de vivir. espero que con esta decisión podáis ser felices y vivamos mucho tiempo juntos".

Las últimas palabras de Nacho Cases como sportinguista, suponen un nuevo gesto de cariño. Queda claro que no le es fácil irse. "He sido intensamente feliz en este club. No estaré en el campo, pero estaré con el corazón. Puxa Sporting". Y Nacho Cases se fue.