Geovanni y Gonzalo trabajan ambos en sendos hoteles. Al primero lo conocí este pasado mes de junio, disfrutando de unos días por Cuba. Era camarero en el chiringuito de la playa del resort de Varadero en el que me alojé. Con el segundo llevo coincidiendo los tres últimos años, con motivo de mis ya habituales escapadas a Valencia de Don Juan, cada vez que el "verano" de nuestra Asturias, Paraíso Natural, se me hace insufrible. Él es el socorrista de la piscina del hotel donde me hospedo. Geovanni y Gonzalo por supuesto no se conocen, pero aparte de coincidir en la inicial de sus nombres (la 'G' de gol), los dos comparten una gran pasión por el fútbol, con conocimientos de equipos y jugadores que sólo wikipedia podría superar. Y entre esos equipos a los que siguen, por supuesto está nuestro Sporting.

Que en Valencia de Don Juan, donde muchos ahora celebran como es lógico, el merecido ascenso (¡por fin!, tras décadas en el 'inframundo' del fútbol) de la Cultural Leonesa, sigan al Sporting y conozcan sus aventuras y desventuras (ahora más de estas últimas), resulta más que entendible. Pero que en Cuba, no sólo mi querido Geovanni, sino todos los 'futboleros' con los que me topé, y a los que les sería casi imposible situar Asturias en un mapa, tuvieran noticias de nuestro equipo y por desgracia, de su descenso, es la prueba irrefutable para aquellos que aún tuvieran alguna duda, de que es el fútbol el que te sitúa en este planeta balompédico y absolutamente globalizado en el que vivimos.

Pero de no lograr retornar en los próximos, digamos tres o a lo sumo cinco años, a la supuesta mejor liga del mundo, mucho me temo que nuestra visibilidad en ese figurado globo terráqueo con forma por supuesto de balón, quedaría prácticamente limitada al interior de las fronteras de nuestro país. No habría así más 'Geovannis' en Cuba, que te hablaran de un Sporting de Gijón que puso contra las cuerdas a todo un Real Madrid.

Porque en definitiva, esa es la diferencia entre jugar en Primera o hacerlo en Segunda. La misma que existe entre irte a tomar el sol a una playa del Caribe, o hacerlo en una piscina de Valencia de Don Juan. ¡Y ojo que yo disfruto como el que más, en esta auténtica colonia de asturianos (muchos de ellos, como no podría ser de otra forma sportinguistas)! Pero evidentemente no es lo mismo 'lo juno que lo jotro'. Ni tampoco el precio, claro está. Como no debería serlo el de los abonos, aunque aquí digamos que siguiendo con el símil vacacional, algunos nos pretendan cobrar como si nos fuéramos a veranear a Córcega. Y no; Córcega por muy hermosa que sea, tampoco es el Caribe.

Verán: a este que les escribe y que no se cansa se repetir, aun a fuerza de resultar más pesado que el último cliente de una sidrería, que vivió aquel Sporting solvente (y de fiar, ¡ojo!) en lo económico y más que respetable en lo deportivo, no le importaría lo más mínimo seguir "veraneando" los próximos años en Valencia de Don Juan, si ello implica apostar por un proyecto basado en Mareo. Un proyecto en definitiva con jugadores de la casa, con dos o tres refuerzos a lo sumo cada año (en forma de cesión o como fuera más conveniente en cada caso). Y no me importaría, repito, porque estoy dispuesto a apostar lo que quiera, a quien quisiera aceptar mi envite, a que haciendo bien las cosas del modo que propongo (claro que aquí, con lo de "hacer bien las cosas", lo mismo me estoy tirando a una piscina sin agua, o peor aún, con pirañas), no tardaríamos mucho en poder de nuevo hacer las maletas, para poder disfrutar de las paradisiacas playas de Varadero, Punta Cana o la Rivera Maya. Para poder de nuevo disfrutar de la Primera División en definitiva.

Tengo mucha fe en Paco Herrera y Torrecilla, aunque me da la sensación de que ni ellos mismos, por más que pudieran habérselo imaginado, se esperaban las enormes dificultades que tiene ahora mismo este club, para primero atraer, pero más importante aún, después traer, a jugadores de la categoría necesaria para el objetivo que se pretende alcanzar. Así, los dos primeros fichajes logrados tras alguna que otra 'calabaza', llegan cada uno con sus pequeños handicaps. Ni Scepovic (del que se dice que el coste de su cesión, conllevará un gasto de medio millón de euros para las arcas sportinguistas) ni mucho menos Bergantiños, podemos decir que entran en lo que en palabras del anterior Director Deportivo, se podrían catalogar como fichajes 'top'. Claro que vista las últimas experiencias, líbrenos San Enrique Castro Quini de los falsos 'top', que acaban resultando 'top manta'.

Y a todo esto, los próximos días (que esperemos por el bien de todos, no se tornen en semanas), conoceremos el futuro de Meré, quien todo apunta a que se acogerá a esa cláusula que sólo un equipo como el Sporting puede aceptar firmar. Tampoco es raro, cuando hay quien se presenta a las firmas de los contratos con unos folios en blanco, por aquello supongo de aparentar hacer o pintar algo, aunque la imagen en cuestión, se preste a todo tipo de metáforas de cómo luego podemos esperarnos que se trabaje en este club, a la hora de amarrar bien a puerto, 'buques insignias' que nunca deberían zarpar.

Post Scriptum: ¿la llegada de Scepovic, hará que alguna renovación que se daba por prioritaria, deje de serlo? Y por otra parte, la mencionada cesión de Meré, ¿no podría como contrapartida de buena fe, suponer la vuelta a casa del hijo pródigo que nunca debió partir?