A medida que se acerca el inicio de la competición oficial y, sobre todo, a medida que llegan centrales de jerarquía, el Sporting se pone serio. Ayer fue un equipo firme, que controló el encuentro desde la seguridad defensiva y lució la eficacia de los ganadores. Cuatro remates rojiblancos dejan un balance de tres goles y un larguero en una genialidad de Pedro Díaz y Pablo Pérez. El Eibar no fue un rival menor, controló el balón y llevó el peso del partido, pero los rojiblancos tejieron una maraña en la que se perdieron los armeros. Sólo Alejo y Bebé sembraron el terror desde las bandas.

El Sporting sale reforzado del test más exigente de lo que va de verano. Más que por el juego, por la solidez. Con el inicio de liga a la vuelta de la esquina, el Sporting lanza un mensaje de equipo compacto, que apenas concede ocasiones y que pica con veneno cuando sale a la contra. Un partido ante el Eibar nunca es del todo amistoso. El conjunto armero mide la consistencia de sus rivales desde el túnel de vestuarios y ayer no fue una excepción. Escalante sacó la escoba y barrió todo lo que se cruzaba en su camino.

Más allá del resultado, que también ilusiona, el partido deja varias noticias positivas para Herrera y para el sportinguismo. La primera y más evidente es que el Sporting tiene gol. Muchas de las opciones de regresar a Primera pasan por recuperar el olfato de Scepovic y Borja Viguera, que ayer reeditaron el duelo anotador que mantuvieron en la temporada 2013-14.

El partido ante el Eibar ratificó el liderazgo de Carmona. El mejor jugador sobre el césped durante el primer tiempo, con permiso del extremo Iván Alejo, uno de esos fichajes que siempre le dan resultado al Eibar y que estaban ahí, al alcance de cualquiera con la habilidad de descubrirlos.

La defensa también deja motivos de satisfacción. El primero la recuperación de Lora, que ayer fue un lateral solvente que se midió sin complejos al poderoso Bebé. La gran revelación defensiva fue, sin duda, Federico Barba, un central con clase, elegancia y buen gusto en la salida de balón. El debutante Quintero mostró contundencia, fortaleza y un prometedor desplazamiento en largo. Más apuros pasó Lillo, desplazado al carril izquierdo y desbordado por Alejo.