Con ellos empezó todo. Un siglo después, el Sporting. Hay que remontarse a 1916, gracias al archivo de la Federación Cantábrica de Fútbol. Cualquier documento anterior fue destruido en la Guerra Civil. El Sporting rescata la memoria de aquellos primeros socios y la vuelve indeleble a través de un bonito mural ubicado en las entrañas de la Tribunona. La imagen se descubrió ayer en un acto sencillo, entrañable y lleno de emoción para los descendientes de algunos de los homenajeados. En la lista aparecen personalidades sobradamente conocidas y que han dejado huella tanto en la ciudad como en el club.

"Para nosotros, este acto significa trasladar este homenaje, este agradecimiento, a la afición que, otro año más, queremos hacer público por el compromiso que tienen con el club aún estando en Segunda y que queremos hacer extensivo a todos los simpatizantes y socios del Sporting", explica el consejero Fernando Losada.

El directivo detalla que "muchos de los que aparecen en la lista eran también jugadores del club y luego fueron gente relevante en el Sporting y en la ciudad". La propuesta de realizar este homenaje surge de la comisión social del club y se engloba en los actos del 110 aniversario de El Molinón. Esta semana se ha cumplido el centenario de la construcción de la primera tribuna del estadio.

Fernando Losada aprovecha el acto social, en el que también estuvieron los exjugadores Quini y Redondo, así como representantes de la Federación de Peñas Sportinguistas y de Unipés, para agradecer la gran respuesta de los aficionados rojiblancos en la campaña de abonados de esta temporada "a pesar del descenso a Segunda División". Losada promete que "ahora esperamos no decepcionar con la gestión".

La parte emotiva del acto la puso José María Ceinos desciende directo del socio número 96 que recordó su juventud con toda su familia colaborando con el club. "Siempre estuvimos luchando por el Sporting. Mi padre y todos mis hermanos vendíamos fuera de las taquillas entradas que nos dejaba el club para que la gente evitase la cola y nos diese la voluntad", evoca. Luego hacían cuentas con el taquillero y se quedaban con lo que sobraba. "Calculo que vendimos millones de entradas a lo largo de los años".

Este hombre, visiblemente emocionado por el homenaje a su padre y por el recuerdo familiar, ha hecho de casi todo por el Sporting: "En el año 41 ya estaba de balonero, luego pasé al marcador, estuve de acomodador y acabé de taquillero". Lo único que le quedó pendiente fue defender los colores del equipo de su vida. "También jugué al fútbol en muchos equipos de Gijón, pero a lo más que llegué fue a Tercera con el Calzada", bromea Ceinos.