La calma aparente en la que se había instalado el Sporting este verano ha saltado por los aires. Tras ir calentándose durante todo el verano, el "caso Babin" ha entrado en erupción de la manera menos esperada. El epicentro del seísmo se ubica en la presentación de Álex Pérez como nuevo jugador del Sporting. Fue ahí donde Miguel Torrecilla, director deportivo rojiblanco, decidió explicar los motivos "del cambio en la estrategia en la contratación de centrales" del Sporting. En ese contexto, el director deportivo rojiblanco desveló que "en la última semana hemos vivido una petición del agente de Babin de una mejora de contrato a la cual no hemos accedido y hemos tomado la decisión de declarar transferible al jugador".

La declaración del director deportivo fue el chispazo que provocó una reacción en cadena. La novia del futbolista colgó un mensaje en Instagram en el que acusa a Torrecilla de mentir. Poco después se conocía que el representante de Babin, Rubén Ramírez, presentó en los primeros días de julio una denuncia ante la AFE por impagos, de la que el Sporting nunca tuvo constancia. El club intentó negociar con Babin un pago en distintos plazos de la ficha de la temporada pasada, a lo que se negó el jugador que ya estaba molesto por el expediente abierto por el club tras impedirle jugar la Copa Oro con Martinica. Ante la negativa del jugador a aplazar el cobro, el Sporting hizo efectivo el pago íntegro con lo que la denuncia quedó sin objeto.

En ese momento las posturas ya estaban muy enfrentadas y la salida de Babin parecía inminente. Sin embargo, según la versión del representante, el club siempre le transmitió que no quería que Babin se fuera y hasta agradece los esfuerzos de Paco Herrera por reconducir la situación y contar con el futbolista. El objeto de las iras del entorno del futbolista es el director deportivo. Por distintos motivos, los principales son que entienden que fue Torrecilla quien decidió en última instancia no permitir a Babin competir con Martinica, también porque consideran que no fue sincero con el jugador y por último por hacer público ayer su condición de transferible, lo que devalúa al futbolista y reduce sus opciones de encontrar destino a diez días del cierre del mercado, y por contar, según el representante, una versión sesgada de la historia.

Hubo un momento, hace una semana, en que la situación parecía que podría reconducirse. El propio Torrecilla pidió al club el cierre del expediente (que ha sido archivado) tras una comida entre el director deportivo y el futbolista. En esa conversación se produjo el último malentendido. Babin salió convencido de que Torrecilla le había prometido una mejora de su contrato, según le transmitió el futbolista a su representante. Cuando el agente llamó al director deportivo, éste le dio una versión muy distinta y la relación se tensó definitivamente, con lo que Torrecilla activó el fichaje de Álex Pérez.

Babin tiene dos años más de contrato con el Sporting y una cláusula de rescisión de 2 millones de euros. El futbolista no se entrenó la semana pasada por unas molestias musculares que él mismo comunicó a los servicios médicos del club. Hoy está citado como el resto de sus compañeros a las 8:30 de la mañana para desayunar en Mareo y tiene la intención de presentarse con absoluta normalidad.

La resolución de este entuerto no parece clara y Babin parece dispuesto a cumplir su contrato si no encuentra una salida que le resulte atractiva. Desde el entorno del jugador se lamenta que no se le dijera que se buscase equipo al principio del mercado y que lo hagan ahora, con sólo diez días por delante y con muchas plantillas ya cerradas.

Lo primero que se aprecia al pulsar las versiones de ambas partes es que las posturas no pueden estar más enfrentadas. El "caso Babin" tiene una difícil solución, aunque lo más probable parece que sea la salida del futbolista. Torrecilla remarcó ayer que el Sporting está "trabajando para conseguir un traspaso". Las cuestiones a resolver a día de hoy parecen ser el destino del futbolista y las condiciones de su salida. La posibilidad de que Babin se quede dejaría a todas las partes en una situación complicada.