- Usted estaba muy integrado en la ciudad, ¿mantiene contacto con amigos de Gijón?
-Sí, mantengo muchas amistades en Gijón y tenemos contacto continuo. El cariño que me demuestra la gente de Gijón es lo realmente bonito que te deja el fútbol y es mutuo. No creo que sean muchos los futbolistas y los porteros que hayan jugado 199 partidos con la camiseta del Sporting. Hemos compartido muchísimas experiencias juntos.
- Dicen que el sportinguismo es una enfermedad que no se cura, ¿sigue siendo usted abonado rojiblanco?
-Sí, hay clubes que te llegan y sigo apoyándolos. Es un club que siempre se portó bien conmigo. De memoria creo que soy el número 6.533.
- Es uno de 24.000, en Segunda y después de un descenso...
-ES algo increíble, que demuestra la gran afición que tiene el Sporting. Los socios son el motor de un club y los del Sporting apoyan al equipo a pesar de la categoría en que esté porque lo más importante es un escudo y unos colores rojiblancos. Después de un descenso, lo que necesitan los clubes es el apoyo. Importan más los sentimientos y los colores que la categoría, me alegro mucho por el sportinguismo, que nunca pierda esa fidelidad.