El Sporting pasó por encima del Nàstic de Tarragona y le goleó sin contemplaciones (0-4), en un partido en el que los asturianos arrollaron a un rival que suma un punto en tres jornadas y destila pésimas sensaciones.

El vendaval sportinguista dio inicio en la primera mitad. Completamente desdibujado, el Nàstic únicamente pudo limitarse a ver cómo Perales, que debutaba en Liga con el primer equipo, recogía una y otra vez el balón del fondo de la portería.

En tres acciones, el Sporting consiguió situarse 0-3 antes de llegar al descanso. Los de Paco Herrera tenían muy claro que su mejor arma era intentar aprovechar la ansiedad de los catalanes, que han comenzado la temporada de la peor manera.

Además, la mala suerte se cebó con los de Carreras bien pronto. Ocho minutos bastaron para que el marcador se alterara por primera vez. Xavi Molina, desafortunado, se marcó un gol en propia puerta.

No podía comenzar peor el duelo para los locales, ni mejor para un Sporting que supo hacerse grande a partir de la paciencia que tuvo en los momentos clave. Paciencia que le ayudó a encontrar la segunda diana, de Scepovic, al cuarto de hora de juego. Fue tras un gran pase de Carmona desde la medular, que atrapó el punta y, sin pensárselo, fusiló a Perales.

No tenían suficiente los asturianos. Y es que el hambre de los de Paco Herrera es infinita. Tanto fue así que, en otro contraataque, Rubén García marcó el tercero para los visitantes.

Intentó recomponer filas Lluís Carreras en el segundo acto con la entrada de Emaná en punta por Gaztañaga. Cambio claramente ofensivo que sólo sirvió a los tarraconenses para romperse todavía más y dejar más espacios y más contraataques al rival.

Precisamente, en uno de estos contragolpes, Santos se plantó ante Perales, quien sólo tuvo la opción de cometer penalti, una pena máxima que no fue capaz de atrapar y que se convirtió en el cuarto gol del Sporting, obra de Santos, lo que convertía el NouEstadi en una fiesta visitante ante los casi 200 aficionados del conjunto asturiano.