Doloroso adiós el del Sporting a la Copa del Rey, cayendo eliminado en la tanda de penaltis. Aunque quizás más doloroso que esto, fuera el ver en los videomarcadores el transcurrir de los partidos que al tiempo se disputaban, correspondientes a la quinta jornada de Primera División. Ese y no la Copa debería haber sido nuestro compromiso en esta jornada entre semana. Inútil en cualquier caso seguir lamiéndose aún las heridas por un descenso, del que algunos esperemos hayan aprendido la lección; aunque cuesta creerlo. Veinticinco años con muchos más errores que aciertos justifican sobradamente las dudas.

Si en la competición liguera el resultado es a la postre lo que cuenta, más aún si cabe lo es en la Copa. Cuando caes eliminado poco importa si el equipo jugó mejor o peor; o si el árbitro pudo perjudicarte en determinadas acciones. Estás fuera y eso es lo que vale. Aunque en esta ocasión es evidente que algo muy positivo sí que queda: la constatación de que Dani Martín ha dejado de ser el futuro portero del Sporting, para pasar a ser por méritos propios, el portero del presente. Y es que en su debut en partido oficial defendiendo la portería rojiblanca, y cuando además sabía que todas las miradas estaban puestas en él, lejos de ponerse nervioso, despachó un partido como para ponerle repetido una y otra vez a todos los guajes de Mareo, que sueñen con debutar en el primer equipo y ante su gente. Cualquier calificativo que se ponga a su actuación frente al Numancia correría el riesgo de no hacerle justicia. El gijonés tuvo no menos de media docena de intervenciones magistrales (con un penalti parado incluido), con las que salvó al equipo de haber caído eliminado con anterioridad a la tanda de penaltis. Y es que no habían transcurrido ni dos minutos de partido, cuando Dani ya llevaba en su haber un par de intervenciones casi milagrosas.

Es lógico ahora preguntarse, por qué en Soria a Paco Herrera le tembló el pulso, dejando a Dani en el banquillo y alineando a Whalley. Las jerarquías y los galones se ganan sobre el césped y no de otro modo. Por ello, de cara al partido del sábado contra el Lorca, resultaría difícilmente explicable que en caso de no estar Mariño a disposición del míster sportinguista, Dani ocupara de nuevo el banquillo. Una vez recuperado el gallego, quien en absoluto lo estaba haciendo mal hasta su lesión, lo normal es que éste volviera a la titularidad. Pero mucho cuidado con dormirse en los laureles, porque parafraseando a Gila y su famoso chiste: "habremos quedado eliminados en la Copa, pero hemos ganado a un portero".

La alineación que había presentado Herrera para intentar alcanzar la siguiente ronda y de paso, servir de reconciliación con una afición sumamente decepcionada tras los últimos resultados en liga, fue más o menos la esperada. Entraron así en el once algunos jugadores menos habituales (aparte de Dani), como Xandao, Isma López, Pablo Pérez, Nacho Méndez o el propio Lora. Pero a su lado había otros supuestos titulares como Alex Pérez, Bergantiños, Alex López, Moi Gómez y Scepovic. Así que en absoluto se puede calificar como equipo de suplentes el que intentó por una vez en muchos años, dar una alegría al sportiguismo en la competición copera. No pudo ser y no queda otra que centrarse en la Liga. Habrá quienes lo vean como algo positivo para evitar distraerse o desgastarse con la Copa. Quien no se consuela es porque no quiere.

Del partido en sí mismo muy poco que reseñar, más allá de la ya mencionada soberbia actuación de Dani Martín. El equipo sigue adoleciendo de creatividad y llegada, aunque al menos se ofreció una mayor agresividad con respecto al anterior partido en Soria. Y jugadores como Pablo Pérez, aprovecharon los minutos para postularse como acreedores a hacerse un hueco en el once titular del próximo sábado o en futuros compromisos ligueros. Otros como es el caso de Xandao, parece aún muy lejos de su estado de forma óptimo. Tampoco pareció del todo fino y entonado Isma López.

Mención aparte merece el recibimiento con el que Carlos Castro saltó al campo sustituyendo a Scepovic. Mientras el serbio se fue a los vestuarios entre aplausos, el de Ujo recibió una sonora pitada. Quizás su afán por acallar esos silbidos le llevó a desperdiciar una de las mejores oportunidades que dispuso el Sporting, cuando apenas se había iniciado la primera parte de la prórroga.

Hablando de cambios, no pareció prudente que en un partido que todo apuntaba mediado el segundo tiempo, que se iría a la prórroga, Herrera optara por agotar sus cambios ya en el minuto 65. En ese sentido dio la sensación de leer mejor la eliminatoria su colega en el banquillo numantino, quien se reservó incluso el último cambio para el tiempo suplementario.

Se vuelve así pues a atragantar la Copa y un mismo rival, como ya sucediera la pasada temporada con el Eibar. Sólo cabe esperar que en esta ocasión, cuando el Numancia vuelva al Molinón a mediados de febrero, el resultado se decante a favor de los rojiblancos. Pero hasta entonces, quedan muchos partidos por delante y muchos puntos por sumar. Para empezar y desde ya mismo, a pensar sólo en ganar al Lorca.

Post Scriptum: sobre las protestas por los dichosos horarios televisivos, pudiera ser conveniente que el club aclarara (ya que no lo hace la propia Liga) cómo se designan éstos y qué beneficios monetarios reciben los equipos que solicitan (ellos y no la Liga) jugar en determinadas fechas. Más que nada para evitar enfados por desconocer dicha información.