No fue fácil para el Sporting incorporar, ni retener a Dani Martín, una pieza cotizada a la que le han sobrado los pretendientes de primer nivel. Al terminar su segundo año de infantil con el Veriña (el primero en que actuaba como portero), cuando ya se había comprometido con el Sporting para incorporarse al curso siguiente, surgió un obstáculo imprevisto. Nada menos que el Real Madrid llamó a la puerta de Dani Martín y le invitó a hacer una prueba. Al mismo tiempo, el club blanco tentó también a Bertín, delantero al que también había fichado el Sporting. En el caso del ariete la oferta era de incorporación inmediata y Bertín llegó incluso a visitar las instalaciones del Madrid antes de rechazar la propuesta.

Al saber del interés del conjunto blanco por Dani Martín, Rogelio García contactó con su padre, Miguel, al que el técnico había hecho debutar como defensa central en el filial del Sporting. El padre le dio un mensaje tranquilizador, dejó que su hijo viviera la experiencia de probar con el Madrid, pero dejó claro que a esa edad lo importante eran los estudios y que Dani siguiera viviendo con su familia. En un mes se incorporó al Sporting.

La historia se repitió un año después con Christian Joel, portero juvenil del Sporting, que actúa en el filial cuando Dani sube al primer equipo. Rogelio lo fichó del Roces y el Madrid se lo quiso llevar también. Al gigante blanco se le escaparon las tres piezas.

Pero ésa no fue la única ocasión en que la continuidad de Dani Martín en Mareo estuvo comprometida. El mayor riesgo se corrió al término de su segundo año juvenil, cuando el portero ya era una estrella en División de Honor y habitual en la selección española. Esta vez fue el Villarreal el que pujó con fuerza y llegó a tentar al guardameta y su familia. La continuidad del portero se convirtió en un asunto capital en el Sporting y llegó a la mesa del máximo accionista Javier Fernández. Tras consultar con su hombre de confianza, Rogelio García, y otros técnicos, hizo un esfuerzo para retenerle.